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domingo,
05 de
febrero de
2006 |
Viajeros del tiempo
Barraca Germania. Ayer dióse principio a la desinfección de la Barraca Germania de acuerdo con las órdenes dictadas por la intendencia y la asistencia pública. Desde los primeros momentos un montón de ratas con el hocico limpio, los ojos vivarachos y un cuerpo redondo como botija, salieron de sus cuevas como para demostrar que la bubónica de la barraca era un cuento, puesto que ni siquiera se enfermaron. Pero les costó cara la audacia ya que todas sucumbieron a manos de los desinfectadores (1).
Carnaval a la vista. Seis días tan solo nos separan del carnaval y entramos en el período de verdadera actividad. La comisión del corso apresura sus trabajos, las modistas sus confecciones, los comerciantes sacan los artículos de carnaval amontonados en sus depósitos, los papás rezongan porque los chicos les piden plata para comprar caretas y serpentinas. Y las mamás, que ven cómo se gasta la plata del presupuesto familiar en estas fiestas, se vengan hablando mal de Momo y de toda su corte. Pero la juventu no repara en inconvenientes financieros. La fiebre de la locura va infiltrándose en sus espíritus. Es menester divertirse y olvidar por completo las marguras de la vida, enterrándolas entre montones de serpentinas y papel picado (2).
A los rebencazos. A la 2 p.m. de anteayer el sujeto de malos antecedentes Luis Rivas, transitaba en estado de ebriedad por la calle Viamonte, profiriendo palabras insultantes contra las personas que pasaban a su lado. En esta cirscunstancias al llegar a la cuadra comprendida entre Corrientes y Paraguay, el agente Zacarías Barrionuevo, que se encontraba en servicio de rondín, le intimó orden de arresto, lo cual dio lugar a que Rivas, sacando un cuchillo, tratara de acometerlo. El agente Barrionuevo se vio en la necesidad, para evitar la agresión, de hacer uso del rebenque, dándole varios golpes en la cabeza a Rivas y produciéndole lesiones. El médico de policía doctor Miranda, que atendió al lesionado, informó que se trataba de un caso leve (3).
Criatura abandonada. Dos señoras que entraron ayer de mañana en la iglesia Santa Rosa sintieron llorar a una criatura, observando al mismo tiempo un bulto que se movía sobre un banco. Al acercarse encontraron a un niño recién nacido y un papel al lado diciendo que lo bautizaran con el nombre Martín. Las señoras dieron aviso al cura, quien bautizó a la criatura en el acto y luego la remitió a la sección 3a., desde donde la enviaron al hospicio de Huérfanos (4).
Investigación y realización Guillermo Zinni. Ver La Capital del 4 de febrero de 1900 (1), 1902 (2), 1904 (3) y 1905 (4).
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