Sobre gustos

Roberto Echen es curador jefe del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro), artista plástico, net artista, diseñador web y docente. Ha realizado numerosas exposiciones y ganó diversos premios. Para conocer algo de su propuesta se puede ingresar en www.rechen.com.

-¿Qué es lo último que hacés antes de dormir? ¿Y lo primero, al levantarte?

-Antes de dormir: pensar en todas las cosas que tengo que hacer en el corto, mediano y largo plazo (tanto si estoy solo como acompañado), lo cual hace que no pueda dormir y por lo tanto deja de ser la última cosa que hago antes de dormir. Esta es la descripción obvia de un obsesivo. Por lo tanto (por lo obsesivo), cuando lo logro, la última cosa que hago antes de dormir es olvidarme de todo eso. Muy pocas veces lo logro, cuando ya no doy más y si no hace mucho calor, porque no tengo aire acondicionado. Al levantarme: despertar me lleva un buen rato.

-¿Qué le dirías a alguien que confunde al Macro con el Makro?

-Que en el Macro va a poder comprar menos cosas que en el Makro aunque tenemos cosas mucho más baratas.

-Escribiste un ensayo sobre el Coyote y el Correcaminos, que da cuenta de la tensión entre simulacro y realidad. Pero, ¿quién persigue a quién?

-Toda huida es una persecución, en el sentido de que en una persecución ambos personajes adquieren sentido uno a través del otro. De todos modos, en lo personal, me quedo con el que intenta, sobre todo -o justamente- cuando su destino es fallar: de eso -también- trata el ensayo y -eso creo- el arte.

-¿Existe el mundo virtual?

-Las dicotomías entre real y virtual no captan que el mundo se construye entre virtualidad y realidad. Creo que en realidad el mundo es una construcción real de una virtualidad. La representación está en el núcleo de este problema. De eso trata -también- el ensayo.

-¿Rosario es la mejor ciudad para vivir?

-Rosario nunca fue y nunca va a ser la mejor ciudad para vivir. Si no, me habría ido hace mucho tiempo.

-Si pudieras tener la paleta de un pintor, ¿cuál sería?

-Si se trata del objeto paleta puedo contar que hace muchos años -ni sé decir cuántos- fui con mi amigo y compañero de colegio Manolo a ver a Aquelarre al Real y por una especie de casualidad o milagro, cuando el batero tiró los palitos con que tocó esa noche uno cayó donde nosotros estábamos y logramos agarrarlo y nos lo quedamos. Habíamos decidido tenerlo 15 días cada uno. Por supuesto, hoy ninguno de los dos sabe donde está el famoso palito del baterista de Aquelarre.

Si se trata de la paleta cromática de algún pintor, creo que es más o menos lo mismo: hace muchos años quise tener la paleta de algunos -quizás, entre los primeros, Van Gogh y Matisse-, hoy ya no se dónde habrían quedado esas paletas, porque uno construye desde el amor, desde la rebelión, desde la decepción, desde el fracaso, desde el olvido y, probablemente, desde muchos otros lugares.

-¿Cuál es la herida del arte que necesita ser curada?

-No hay herida del arte que necesite ser curada, en el sentido que quieras: las heridas del arte hacen que se piensen algunas cosas y el arte se construye desde las heridas, también desde otros lugares.

-¿A qué lugar hoy imposible no irías aunque te regalen el viaje?

-A ver una ópera del siglo XIX. Ah, ¿no es imposible?

-¿Cuál es la imagen de la impunidad?

-Bueno, sé que ese término tiene sus implicaciones, pero para mi la impunidad tiene que ver con la imposibilidad de la muerte: desde ese lugar, yo puedo vislumbrar la impunidad cuando veo una/un adolescente caminando o un niño/una niña jugando. De los demás, ninguno.