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domingo,
29 de
enero de
2006 |
Tenis: Federer es el nuevo rey de Australia
Melbourne.- Roger Federer ya tiene un cuarto de su camino al Olimpo del tenis andado. El suizo cumplió hoy con los pronósticos y conquistó el Abierto de Australia al derrotar en la final al chipriota Marcos Baghdatis, con lo que ya tiene en su bolsillo el primero de los cuatro torneos “grandes” para conseguir la histórica hazaña que sería ganar el Grand Slam.
El número uno del mundo se impuso por 5-7, 7-5, 6-0 y 6-2 a la revelación del torneo, que hizo sudar al suizo hasta mediado el segundo set, cuando el vértigo de un eventual triunfo se apoderó de él.
Presa de la emoción, Federer rompió a llorar en varias ocasiones en la ceremonia de premios, sobre todo cuando recibió el trofeo de manos de la leyenda australiana Rod Laver. “Quiero que sepan lo que significa esto para mí. Es muy emocionante ganar un Grand Slam, especialmente aquí en Australia”, afirmó en un discurso quebrado por las lágrimas y por momentos ininteligible.
El acto fue muy simbólico para Federer. Laver fue el último que conquistó el Grand Slam, en 1969, y da nombre al estadio central de Melbourne Park, donde se jugó la final. Laver también lo consiguió en 1962, y antes que él sólo entre los hombres el estadounidense Don Budge (en 1938) fue capaz de ganar Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open en el mismo año.
Federer ya ganó en Australia en 2004, y suma el torneo logrado hoy a los de Wimbledon en 2003, 2004 y 2005 y del US Open en 2004 y 2005, con un cien por ciento de efectividad en las finales de los “grandes”.
Con su séptimo título del Grand Slam Federer deja atrás en el palmarés de los torneos más importantes a astros como Boris Becker, Stefan Edberg o el propio Budge y empata a los 24 años con John Newcombe, John McEnroe, Rene Lacoste o Mats Wilander. Además, está justo a mitad de camino del récord de 14 títulos del estadounidense Pete Sampras.
Además de un cheque de 1,220 millones de dólares australianos (915.000 dólares estadounidenses), Federer suma su tercer Grand Slam consecutivo, porque ahora es el vigente campeón de Wimbledon, US Open y Australia. Sólo Sampras lo había logrado desde que Laver sumó en 1969 su último Grand Slam.
Pese a la derrota, Baghdatis dejó una huella en el torneo que ni él ni la mayoría de los espectadores que lo vieron en Melbourne podrán olvidar en mucho tiempo. El chipriota de 20 años llegó a Australia como 54 del mundo y saldrá en el puesto 26, después de eliminar en su camino hasta la final al estadounidense Andy Roddick (número tres mundial), al argentino David Nalbandian (número 4) y al croata Ivan Ljubicic (número 7).
“Es como un sueño del que me acabo de levantar al final. Es fantástico. Es un sueño hecho realidad. jugué la final y la perdí, es increíble”, afirmó el simpático chipriota entre las carcajadas del público, que lo adoptó durante dos inolvidables semanas como un australiano más. “Os quiero mucho”, concluyó.
Por momentos pareció sin embargo que el chipriota podría dar la última y gran sorpresa y hacerse con el título. Como a lo largo de todo el torneo, el suizo no jugó su mejor tenis, y eso estuvo a punto de costarle caro. En los dos primeros sets cometió 31 errores no forzados, la mayor parte de ellos por llegar tarde a la bola, algo poco habitual en su rápido juego de pies.
Baghdatis entró por el contrario muy cómodo a la cancha, como si el partido fuera uno más y no la final del primer Grand Slam del año.
El chipriota fue el primero en quebrar el saque de su rival, para 3-2, y aunque Federer restableció la igualdad al juego siguiente, siguió insistiendo y presionó como los más grandes. Con 6-5 y saque del suizo, se adelantó 30-40. No convirtió esa, pero sí la siguiente gracias a una derecha larga de su enemigo.
Sus seguidores, que volvieron a hacerse notar entre las 15.000 personas que llenaron el Rod Laver Arena, cantaban y saltaban sin cesar, mientras Federer caminaba cabizbajo por la pista sin transmitir ninguna emoción. El campeón estaba contra las cuerdas.
La tónica se acentuó en el arranque del segundo set. Baghdatis quebró en el primer juego y tuvo dos pelotas para romper una segunda vez y adelantarse 3-0. En ese momento Baghdatis se vio por primera vez campeón y se asustó. Al mismo tiempo, el número uno del mundo despertó y comprendió que para ganar hoy tenía que trabajar. Salvó el juego, rompió el saque en el siguiente y comenzó, si no a brillar, sí por lo menos a batallar.
“Empecé a pensar, me apoderó el estrés. Dejé de jugar mi tenis y le di la oportunidad a Roger de ser agresivo. Estuve centrado durante dos sets. Quizá le tenía un poco de miedo y no creía que podía derrotarlo”, afirmó Baghdatis, que se embolsó 610.000 dólares australianos (458.000 dólares estadounidenses).
Al final del set, el suizo pagó al chipriota con su misma moneda. Con 6-5, Baghdatis se puso 40-0 y su saque para forzar el “tie break”, pero Federer comenzó a soltar el brazo y conectó dos golpes ganadores. Baghdatis notó la presión y añadió otros tres errores de su propia cosecha, y la manga cayó del lado del suizo.
Ese fue el momento clave de la final, acentuado porque el punto con el que ganó el set Federer fue por una corrección del juez de silla. La derecha de Baghdatis se había ido larga, pero el juez de línea la dio por buena. El árbitro, el francés Pascal Maria, rectificó y el partido cambió completamente de signo.
Federer estaba creciendo, y la estrella de Baghdatis se apagaba. El suizo jugó el mejor tenis de la noche en el tercer set, y se lo anotó por un claro 6-0 en sólo 24 minutos. Su cuota de errores se había reducido a cuatro.
Por si el juego fuera poco, el físico empezó a pasar factura a Baghdatis, que se había pasado 16:05 horas en la pista para llegar a la final y que nunca había disputado tantos partidos seguidos, empezó a sufrir calambres en el gemelo de su pierna izquierda con 1-0 en contra en el cuarto set.
Federer quebró para 2-0 y se dedicó a mover a su rival y conservar su servicio. El final estaba anunciado, y se cumplió después de 2:46 horas de juego con un nuevo “break” para el suizo gracias a una subida a la red y a una derecha que se quedó en su campo de Baghdatis. (DPA)
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El número uno del mundo le ganó en cuatro sets al chìpriota Baghdatis.
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