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domingo,
29 de
enero de
2006 |
La noche especial de Ortega
El Burrito fue ovacionado y demostró que quiere jugar en Newell's
Ariel Ortega jugó anoche un partido especial con la gente de Newell's. Si bien los hinchas rojinegros siempre lo trataron como si fuera un ídolo surgido de la cantera, durante este verano corrió demasiada agua bajo el puente. Los dimes y diretes que generó su novela a River y sus explosivas declaraciones tratando de ponerle freno a las versiones fueron apenas un par de eslabones de una historia que ahora sí se sabe el final. Es que Ortega respondió en el único terreno que conoce. Demostró ante todos que está más enchufado que nunca. Que la vecindad de la Copa Libertadores y del Mundial 2006 le recargaron las pilas necesarias para darse los últimos gustos de su carrera.
Ortega fue el más aplaudido cuando la voz del estadio mencionó su apellido en la formación del equipo. Y apenas entró en contacto con la pelota dejó la huella de sus amagues y quiebres de cintura. A los 2' recibió un centro pasado de Gavilán, ridiculizó a un rival con su gambeta y sacó un remate exquisito que se colaba en el ángulo izquierdo de Ramírez. El arquero quilmeño le ahogó el grito, pero no logró acallar el alarido del clásico "Orteeega, Orteeega" que bajaba desde los cuatro costados.
Cada participación del Burrito llevaba consigo el sello de la imprevisibilidad. A los 32' cabeceó un centro casi al rastrón de Gavilán y otra vez las intrusas manos de Ramírez interrumpieron su carrera hacia las tribunas. También tuvo otras chances que despertaron el aplauso y el reconocimiento de la gente.
Ortega arrancó su cuarto campeonato en Newell's. Una realidad impensada cuando se calzó la camiseta leprosa a mediados del 2004. Pese a su génesis millonaria, anoche demostró que quiere seguir divirtiendo a la hinchada del Parque.
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