Año CXXXVII Nº 48998
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 domingo, 22 de enero de 2006  
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De Mario Piazza podría decirse que es un neoyorquino viviendo en Rosario, ya que nació en esa ciudad estadounidense en 1946. Pero está claro que es rosarino. Comenzó a realizar sus propias películas en Súper 8 en 1974 y desde entonces no para. En la lista figuran, entre otras, "Papá Gringo" (1983), con seis premios internacionales, y "La escuela de la señorita Olga" (1991), también galardonada en el país y en el exterior. Edita un boletín electrónico, "Cineastas Rosarinos", y es docente. Está completando su largometraje documental "Madres con ruedas".

-¿Cuál es la utilidad de una mesa de luz?

-La mesa de luz me sirve fundamentalmente a la lectura: para sostener los textos y la lámpara que iluminará esa lectura. También su cajón contiene elementos fundamentales para la vida, todo un kit de supervivencia urbana. Hasta el momento no había reflexionado acerca de la importancia que tiene una mesa de luz, a la que habitualmente subestimamos llamándola "mesita".

-¿Cómo te definís: cineasta, documentalista, realizador audiovisual, artista visual?

-Las tres primeras expresiones son usuales y adecuadas. La última no es usual, pero tiene el atractivo de poder llamarse artista. Pero son los demás los que debieran usar ese término, si es que creen que uno lo merece. Una observación a esta expresión es que en lugar de visual correspondería audiovisual.

-¿Qué se ve a través de una lente que no pueda observarse a simple vista?

-En un sentido físico, una lente permite ver lo que es demasiado pequeño (microscopio) o lo que está demasiado lejos (telescopio). Pero en un aspecto metafísico, toda lente, toda cámara (de foto, de cine o de video), provoca un recorte sobre la imagen que la realidad nos brinda, recorte que nos induce por concentración de la mirada a ver cosas que acaso a simple vista no veríamos.

-¿Qué hacés para soportar un día de enero con 40 grados de calor?

-No va a ser muy elegante mi respuesta (todo un desafío lograr que lo fuera), pero lo cierto es que el otro día, con el pico de sensación térmica, sentí la urgencia de llenar una palangana de agua fría y cubitos de hielo, y meter las patas adentro. Todo un alivio.

-¿Qué película que hayas visto en tu infancia recordás como imborrable?

-Creo que en mi caso no hay una película de mi infancia que sea imborrable. Pero recuerdo "La noche de las narices frías" y "Fantasía", de Walt Disney.

-¿El mundo virtual es el opio de los pueblos?

-El llamado mundo virtual también puede ser el más real. La pantalla de la computadora me permite comunicarme con mis amigos, familiares y colegas. Muchas denuncias de injusticias no encuentran mejor vía de comunicación que a través de Internet. Sé, por supuesto, que el "mundo virtual" también puede servir como opio y que hay legiones de gente que le dan ese uso...

-¿Qué película obligarías a ver a tu enemigo, como una forma de castigo, y con cuál seducirías a un amor imposible?

-Yo suelo olvidarme de las cosas feas, de modo que tendría que hacer una pequeña investigación para saber qué película hacerle ver a mi enemigo. Pero también sospecho que pueda ocurrir que mi enemigo termine complaciéndose con la película que yo pudiera considerar un castigo. Para seducir a un amor (sea imposible o no) sería "Annie Hall", de Woody Allen.

-¿De qué te arrepentís?

-De no haber hablado más profundamente con los amigos, los maestros y los familiares que ya no están entre nosotros, mi madre, Norberto Campos, David Leiva y Rubén Naranjo. Y me arrepiento de no haberles hecho un retrato audiovisual a tiempo.
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