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domingo,
22 de
enero de
2006 |
En Fuentes dicen que el retorno del
preso sólo es un gesto de convivencia
Aseguran que para los de afuera puede resultar extraño, "pero para nosotros es una expresión natural"
Gustavo Orellano / La Capital
Fuentes.- La repercusión nacional que tuvo el insólito hecho de que esta comunidad se haya movilizado para pedir el retorno de un preso no alteró la vida cotidiana de los fuentesinos. Si bien es cierto que nadie ignoró el impacto mediático que generó el episodio, pero aunque parezca llamativo estuvo lejos de afectar la tranquilidad cotidiana que caracteriza a esta pequeña localidad de casi tres mil habitantes, ubicada a unos 65 kilómetros de Rosario.
"Para los que miran la situación a la distancia puede resultar extraño, pero para nosotros sólo fue la expresión natural y espontánea de una sociedad que apuesta a la convivencia". Esa fue la frase que eligió uno de los tantos vecinos consultados por La Capital para sintetizar las razones que motivaron el reclamo.
El protagonista central de esta historia es el mismo recluso que en octubre del año pasado tuvo que atender a un grupo de vecinos que fue a la comisaría a radicar una denuncia por robo y se encontró con que no había ningún efectivo.
Eso le costó a Carlitos, como se lo conoce en Fuentes, ser trasladado a la seccional de Roldán hasta que, gracias a un petitorio suscripto por más de 400 vecinos, el juez de sentencia Nº 4 de Rosario, Julio Kesuani, ordenó su restitución a la comisaría de origen.
Pero eso es sólo el resultado de una acción que no hubiera sido posible sin el afecto que la comunidad fuentesina siente por el preso. Carlitos llegó hace más de un año a la seccional de Fuentes traslado desde Rosario y a partir de allí comenzó gozar de salidas laborales que le permitieron ser conocido entre los pobladores. Aunque en un principio hubo un sector de la sociedad mostró tener cierta reticencia en su relación con él, con el tiempo lo terminó aceptando y respetando como el resto de los vecinos.
Sucedió que este muchacho de unos 30 años, además de hacer trabajos de mantenimiento para la comuna, logró insertarse en la comunidad merced a su buen comportamiento y su elevado espíritu de servicio, como lo demuestra con su costumbre de ayudar en la cocina cuando en la parroquia se prepara gran cantidad de empanadas para recaudar fondos.
Su apego a la Iglesia hizo también que hiciera el curso de catequesis para recibir su confirmación. Fue en ese marco que cosechó la amistad y la contención de parte del sacerdote Carlos Romagnoli, quien a raíz de los hechos se convertiría en el impulsor del pedido para que Carlitos pudiera regresar a la comisaría de Fuentes.
"Cuando lo trasladaron a Roldán sabemos que sufrió mucho y hasta lloró de amargura", recordó Teresa Romagnoli, una vecina que además de ser pariente del sacerdote conoce de muy cerca al joven.
"El vivía en Rosario, pero aquí tiene parientes", explicó la mujer quien luego coincidió con la opinión de la mayoría del pueblo en considerarlo como "una buena persona y muy servicial". Similar fue la afirmación de Elsa, quien sostuvo que si bien ignora su pasado "desde que está en Fuentes nunca tuvo problemas y me consta que es un chico respetuoso y colaborador".
Carlitos -de quien se dice está detenido por un presunto delito de homicidio que habría cometido en defensa propia- no puede hacer declaraciones a los medios por orden judicial, según indicaron fuentes policiales. "La gente me quiere y estoy muy contento", fue la única expresión que llegó a manifestar a la prensa.
Pero su silencio se hace voz en el testimonio de quienes lo conocen o hablan por comentarios. "Yo no lo conozco personalmente, pero estoy de acuerdo con que se haya pedido que vuelva a Fuentes porque todos dicen que es una excelente persona", señaló Elena Calcabrini mientras barría la vereda de su casa.
Más apoyos
"Apoyé su regreso porque demostró que su único interés es convivir en comunidad más allá de las circunstancias de vida que le toca atravesar", sostuvo Néstor Mancini, uno de los comerciantes que recibió el petitorio para ponerlo a consideración de los vecinos.
"Cada pueblo es como una familia -añadió- y se conoce cómo vive cada uno y cómo transcurre la vida, razón por la cual mirar esta situación desde afuera puede implicar otra visión. Que hayamos pedido el regreso de este muchacho no nos enaltece ni nos diferencia como sociedad, simplemente se trata de un gesto que surgió natural e internamente de los ciudadanos y que hace a la convivencia en comunidad".
En esa línea acotó: "Hay que ser solidarios y aceptarnos cada uno como somos, porque discriminar no conduce por buen camino".
Por su parte, Rubén Asencio, otro vecino fuentesino, señaló que "en los pequeños pueblos se valoran y se analizan otras cosas que tal vez para las grandes ciudades resulten difíciles de comprender", en obvia alusión a quienes les parece extraño que una localidad pueda pedir por el retorno de un preso.
El muchacho en cuestión también tiene buena relación con los policías y comentan que suele almorzar y cenar con ellos debido a la confianza que les inspira. "Es como de la familia", confío por lo bajo un efectivo en estricta reserva.
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Fotos
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La iglesia de Fuentes, el lugar donde el detenido encontró el afecto y contención del cura.
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