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domingo,
22 de
enero de
2006 |
Naturismo: una farmacia en casa
El cajón de la heladera donde se guardan verduras y hortalizas, el jardín o huerta y hasta el especiero, conforman la farmacia casera que proponen los naturistas para eliminar desde la caspa y el acné hasta la celulitis, los callos, las arrugas, los piojos o las picaduras de insectos.
El naturismo propone volver a las fuentes y sus recursos son infinitos, sencillos y baratos: por ejemplo, mientras se prepara una ensalada de tomate y zanahoria, es posible curarse los barritos. Bastará con apartar un par de rodajas o un poco de ralladura y pasarlas por el rostro con masajes suaves.
Pero si en la heladera hay tan sólo unas plantitas de lechuga, también servirá: se las pone en agua hirviendo, se las deja reposar y se usa la infusión para lavarse la cara. Ingerida, esa misma infusión, actuará como el tilo, una forma no narcótica de calmar los nervios especialmente para los que intentan dejar de fumar.
Estas recetas forman parte de las terapias que desde hace 45 años se emplean en la Cooperativa de Vida Natural de Santiago de Chile que dirigió hasta su muerte, a los 99 años, el reconocido médico chileno Rafael Lezaeta.También la Casa de Salud sigue aplicando los mismos principios por uno de sus cofundadores, el químico farmacéutico Silvio Rozzi Sachetti quien investigó, aplicó y constató las propiedades de plantas y especies logrando curar desde simples callos hasta dolencias más complejas.
Para hacer desaparecer callos y verrugas, la fórmula es sencilla: triturar hojas de siempreviva y aplicar varios días sobre la afección. Si se desea aclarar la piel y quitar manchas, bastará un manojito de perejil macerado en un vaso de agua durante 24 horas, y lavarse con esa infusión al menos dos veces por semana. Si las pecas son abundantes para borrarlas conviene aplicar jugo o flores de manzanilla, o jugo de hojas de siempreviva mezclado con alcohol puro.
Para hermosear las manos y quitarse las arrugas de la cara habrá que frotarse con papa cruda rallada mezclada con leche. Con aceite, la papa calma las quemaduras, y con cebolla y aceite desinfecta las heridas. Sin embargo, si son rebeldes habrá que usar fomentos o lavados con agua de arvejas frescas cocidas.
Contra la celulitis, tomar jugo de pepinos es muy efectivo, pero los especialistas sostienen que es mucho mejor comerlo en ensalada, mezclado con ajo y perejil picado y sazonado con aceite de oliva y limón. Otra solución anticelulítica es comer ensaladas de diente de león o aplicarse cataplasmas de hojas machacadas de yerba de San Juan sobre la piel. También se puede fabricar una loción de uso frecuente, sumergiéndolas en agua fría durante 24 horas.
El acné juvenil se cura con aplicaciones locales de una infusión de flores de lavanda, o de partes iguales de hinojo, romero, salvia, y tomillo; también se recomienda beber tisanas de ortiga.
Otra maravilla de la naturaleza para combatir varias afecciones es el limón. Mezclado con agua y bebido en ayunas, o en gargarismos cura el mal aliento y evita el sarro dental. Las topicaciones o enjuagatorios de limón puro combaten la piorrea, pero hay que usarlo con mesura cuando el esmalte es débil porque puede erosionarlo.
Aplicado en masajes fuertes sobre el cuero cabelludo, evita la calvicie y la seborrea, y si se aplica sobre quistes sebáceos los seca y elimina.
Para los dolores producidos por la fiebre reumática se recomienda hacerse fricciones de jugo de limón puro sobre las partes inflamadas e ingerir tres veces al día, media hora antes de comer, el jugo de un limón en agua templada. Las fricciones de limón puro sobre la zona afectada también sirven contra la atrofia muscular y la falta de vitalidad en las piernas, en este caso se harán masajes fuertes a lo largo de la columna vertebral, no más de 10 días. Para las inflamaciones musculares se usan compresas de partes iguales de jugo de limón y agua caliente, durante 10 días seguidos.
En cuanto al ajo su bondad menos conocida es que frotado sobre las picaduras de insectos, no sólo las desinfecta, sino que también desaparecen.
La medicina convencional consideró durante mucho tiempo que las propiedades curativas que se les adjudicaban al ajo y a la cebolla eran puro folclore, pero estudios modernos han comprobado que los curanderos tenían razón. Una investigación dirigida por el doctor Arun Bordia en el Instituto Ravindra Nath Tagore, India, determinó fehacientemente que la ingestión diaria de 10 dientes de ajo no sólo reduce el colesterol malo y aumenta el bueno, sino que además disuelve los coágulos sanguíneos y normaliza el ritmo cardíaco.
En ensayos de laboratorio se comprobó que el ajo actúa como un poderoso antibiótico, microbicida y micótico natural, ya que su jugo inhibe el desarrollo de muchas bacterias y hongos. Se lo considera cincuenta veces más desinfectante que el alcohol de 90 grados.
Contiene vitamina B1, B2 y C, y también selenio, mineral recomendado por los especialistas por sus propiedades antioxidantes.
La mejor forma de comerlo es crudo, porque cocido pierde el 90 por ciento de sus virtudes. Para que las mucosas no lo rechacen por su fuerte gusto picante en las que residen sus virtudes medicinales hay que ir adaptándose de a poco incorporándolo a las ensaladas en pequeñas cantidades, o restregado sobre una tostada El mal aliento se evita masticando luego una ramita de perejil; para quitarse el olor de los dedos se deben frotar con pasta dentífrica y lavar con agua y jabón.
La cebolla es estimulante, antiinfecciosa, diurética y vermífuga, tiene el mismo efecto anticolesterol que el ajo (dos cebollas crudas al día) y disuelve también los coágulos sanguíneos. Contiene vitaminas A, B1, B2, C y E, fósforo, potasio, calcio, hierro, sodio, magnesio, manganeso, flúor y yodo. Si se la come cruda es un alimento liviano, digestivo y nutritivo, pero no es aconsejable freírla porque se torna indigesta y pesada.
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