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domingo,
22 de
enero de
2006 |
Ventas de electrodomésticos y bancos caracterizan la actividad
Barrio sur intenta recuperar
su histórico perfil comercial
La zona delimitada por Seguí, Arijón, San Martín y Ayacucho fue incluida en el programa
de negocios a cielo abierto
Claudio Berón / La Capital
La zona sur tiene en el aire ese mito que las ciudades dejan sólo para los barrios elegidos, San Telmo en Buenos Aires o ciertos lugares de la isla de Manhattan. Un pasado de esplendor y un presente con altibajos. Tal vez la zona de Rosario que más tembló ante los terremotos sucesivos de la Argentina.
Arranca en bulevar Seguí y continúa hacia Arijón, con dos paralelas emblemáticas: Ayacucho y San Martín. En la segunda arteria, el centro comercial abarca unas diez cuadras. En cambio, Ayacucho tiene identidad propia, abarca desde las villas más peligrosas de la ciudad y termina en el límite con Villa Gobernador Gálvez, en unas seis cuadras hay negocios de todo tipo y hasta cadenas que tienen sus casas centrales en el casco céntrico tradicional de Rosario.
La zona sur entró en los programas de comercios a cielo abierto, encarado por la Municipalidad de Rosario y un grupo de vecinos, que hace años que trabaja en el barrio, está empezando a ver los logros, pese a que deslizan alguna crítica a las obras municipales. "Nos frenaron unas obras hasta calle Centenario, pero al menos logramos que cubran hasta Arijón", brama un comerciante enojado.
El consumidor del sur no es, según dicen, un consumidor fiel. Da vueltas por la ciudad y compra donde más le gusta. Esta forma llevó a los comercios a volver a los viejos y gloriosos tiempos e intentar fidelizar a sus clientes.
Las primeras iniciativas
En 1999 un grupo de vecinos decidió que debía remodelar el barrio y con mucha insistencia lograron, desde ese año, que se reformara calle Ayacucho, que se construyera el emisario 6 para evitar las sucesivas inundaciones, y por último, que en la franja que va desde Regimiento 11 hasta Centenario se instalara una fisonomía distinta.
Calles anchas, canteros con bancos, arboleda y un ir y venir de curiosos que son potenciales clientes caminan y se sientan en los bancos en las tardes del sur, una fisonomía que se consiguió a partir de las discusiones del presupuesto participativo.
La zona tuvo interés comercial en estos últimos años, pero las quejas sobre que la gestión municipal descuidó el sur persisten. "Hay basurales y falta de limpieza en todas las esquinas, valga el ejemplo del basural crónico en la esquina de Batlle y Ordoñez y Ayacucho", sostiene un comerciante, en tanto otro agrega que el problema es conseguir la erradicación de villas en la franja de las antigüas vías.
El alquiler de un local comercial entre Regimiento 11 y Arijón ronda los 600 pesos para una superficie de 50 metros cuadrados, que ocupan la mayoría de los locales. En tanto, los más grandes -de unos 120 metros cuadrados- se cotizan en los 1.200 pesos.
La zona está muy ligada, por cuestiones familiares y culturales, a Villa Gobernador Gálvez. Esto motivó que por Ayacucho se instalaran sucursales de cadenas de electrodomésticos y bancos, que favorecieron las transacciones comerciales.
Marcelo Bufanti, un comerciante proveniente de una familia tradicional del barrio cuenta una anécdota. Refiere que "la idea original de crear Tarjeta Naranja nació acá. Fue idea de un gerente del Banco Mayo, que trabajaba en la sucursal Ayacucho", dice y desgrana otras viejas historias; "Jorge Newbery bajaba con su avión por Batlle y Ordóñez y se juntaba con mi abuelo. Otro que tenía un negocio acá era el abuelo de Soledad, don Pastorutti, era una fábrica de dulces".
El barrio tiene unos 120 mil habitantes y su perfil actual es de una populosa barriada. Hasta 1978 Ayacucho fue el paso obligado para ir a Buenos Aires y en esos años el restaurante "Copalo", en la esquina de Arijón, era cita de artistas, locos y algún mafioso que se colaba en la noche.
El renacer comercial
El nuevo perfil comercial nació en la década del 1970 y los vaivenes de la economía fueron desgranando los comercios del barrio. Durante años la gente del sur trabajó en los frigoríficos y luego en los talleres metalúrgicos.
Hoy, con el nuevo perfil económico la barriada se recupera. "Este último año y gracias a los cambios se levantó un poco. Para Navidad el consumo fue alto, igual para Reyes. El comentario es que las ventas se incrementaron y que los bancos de la zona son el puntal para esto", señala Bunfanti.
Carlos Bocanegra, un supermercadista con mas de 40 años en el barrio, es un fanático de su querido sur. "Me inundé más de una vez, por suerte hace años hicieron una obra magnífica y eso ya no sucede, lo único que me duele es que hay dos ciudades. Una que arranca en bulevar Seguí y termina en la Florida, y antes y olvidados, nosotros", lo dice como una sentencia urbana.
Pese a esto, y gracias a que el barrio ya no se inunda, vivir en estas calles se cotiza. Una casa cómoda de tres dormitorios en el barrio Saladillo ronda los 75 mi dólares y los precios de los comercios minoristas no difieren tanto de los del centro.
No hay en la franja comercial negocios determinados. Sí abundan casas de electrodomésticos y de indumentaria. "La venimos luchando, despues de la crisis el que quedó en pie sobrevivió. Pero muchos ya se dedican a otra cosa, Ahora hay un consumo de la gente en el barrio que antes no existía y esto levantó al barrio", sostiene Bufanti.
En las tardes del sur los vecinos recorren Ayacucho y los negocios esperan que el 2006 sea el año de su resurgimiento.
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Fotos
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Los negocios de calle Arijón recuperan de a poco el esplendor de otros tiempos.
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