|
sábado,
21 de
enero de
2006 |
Viajeros del tiempo
Hallazgo de un ofidio petrificado. La ciencia enriquecerá sus colecciones con el hallazgo hecho en las barrancas por las cuadrillas de peones ocupados en los desmontes de la misma para nivelar y arreglar la base de la avenida Belgrano en los terrenos del Bajo. Decimos esto porque ayer al caer bajo la piqueta un trozo de la barranca, arrastró tras sí un cuerpo largo y extraño que llamó la atención de los peones. Dióse cuenta al capataz de la cuadrilla y éste, haciendo limpiar el objeto, descubrió que era la parte de un ofidio petrificado cuyas dimensiones pueden apreciarse diciendo que el diámetro alcanza a 18 centímetros, teniendo un metro y medio de largo el pedazo desbarrancado. De una inspección que se hizo quedó constado que la otra parte está dentro de la barranca, calculándose que en todo la dimensión del ofidio será de unos 9 a 10 metros. Se practican trabajos para extraerlo y hacer un estudio en forma de hallazgo (1).
El ofidio de la barranca. Durante el día de ayer se han continuado las obras de desmonte que se practican en la esquina de Libertad(*) y Salta, donde se hallaron el sábado pasado unos trozos de serpiente petrificada, habiéndose hecho un hallazgo sumamente curioso. Se trata de un pedazo desbarrancado y que una vez limpiado se pudo notar con facilidad que se componía de cuatro enormes dientes que miden en conjunto 18 centímetros de largo por 24 de ancho. Como se comprende fácilmente, estos colosales molares no pueden pertenecer a una cabeza de serpiente, por el tamaño de ellos y por su colocación, lo que hace suponer que siguiendo la excavación se hallarán algunos otros trozos que permitan deducir algo para saber de qué animal se trata. Todo hace suponer que es algún ejemplar de una raza desaparecida y antidiluviana. Un acabado estudio de los trozos ya extraídos podría dar alguna luz sobre este punto. Recordamos al respecto que hace un par de meses dimos la noticia de haberse extraído de los mismos terrenos, a una distancia de unos cien metros, una cabeza de cuadrúpedo; no sabemos qué fin tuvo y si se le dio el valor que merecía. Como se comprende, durante el día de ayer el almacén situado en la esquina de Catamarca y Libertad ha sido el punto de cita de una cantidad de curiosos que iba a mirar los trozos del boa allí expuesto (2).
El hallazgo antidiluviano. Hemos tenido ocasión de observar detenidamente los restos fósiles hallados en los desmontes de las barrancas, y en vista de esa observación podemos dar una opinión relativamente acertada. Examinando dichos restos se ve claramente que pertenecen a un animal antidiluviano de grandes proporciones y no del género de los ofidios como se ha dicho. El trozo de mandíbula con sus molares perfectamente conservados y de un tamaño enorme, acusa la presencia de uno de aquellos seres como se ven en los museos de Buenos Aires y La Plata, ya del género de los melodones o gliptodones. El cuerpo cilíndrico que en diversos fragmentos hemos visto y que a algunos pareció como vestigios de un boa colosal, hace suponer más acertadamente que sea la cola de uno de aquellos cuadrúpedos mencionados, y su consistencia pétrea trae también a la idea la presencia de los colmillos de algún paquidermo que podría corresponder al mastodonte o mamuth. Mientras no sean hallados más restos que determinen la forma precisa de aquél animal gigantesco es difícil fijar su especie, pero de todos modos el hallazgo puede considerarse como muy importante en la escala de los que registra la historia natural en su clase, y por lo tanto vale bien la pena de buscar los demás vestigios hasta reconstituir o integrar el esqueleto de aquel primitivo habitante de nuestras pampas (3).
(*) Luego calle Sarmiento.
Investigación y realización Guillermo Zinni.
Ver diario La Capital del 21 (1), 23 (2) y 25 (3) de enero de 1900.
enviar nota por e-mail
|
|
|