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 sábado, 21 de enero de 2006  
Encuentros simultáneos
El bar y restaurant Farina Rolls es una apuesta moderna que ofrece múltiples espacios para diferentes actividades

La propuesta arquitectónica para este emprendimiento intenta rescatar aquellos momentos en que se necesita -o se desean- otro tipo de espacios. Ya sea para una reunión (de amigos, de negocios), un festejo o una presentación comercial. Apunta a generar espacios esporádicos, cuya intermitencia vuelve difícil la producción y sustento de locales específicos para cada uno de ellos.

Los autores procuraron entonces lograr en un mismo espacio, múltiples encuentros. Puede ser para el desayuno reflexivo, la reunión de negocios, el almuerzo familiar, el festejo amistoso, la cena íntima o la degustación de vinos.

La sincronía de estos pequeños eventos en el mismo espacio generan un único y gran acontecimiento donde éstos dejan de ser distintos, y se vuelven diferenciados. Lugares como la cava, el living y la sala, hacen lugar a estos encuentros importantes.

La cava. El espacio principal y central del restobar es, sin dudas, la zona de la cava. Su ubicación permite dominar y controlar personalmente la visión general. La panelería vidriada desplazable permite que se pueda utilizar en conjunto, albergando hasta 22 personas, o como dos espacios individuales de 10 y 8 personas respectivamente. Cada ambiente permite el control personalizado de su temperatura interior, así como el audio específico para el mismo.

En estos espacios se guardan los vinos de Farina Rolls en un mobiliario diseñado ad hoc el cual permite la lectura de las etiquetas de todos los vinos guardados, haciendo de la estancia en el salón una experiencia de investigación enófila.

El living. Atendiendo a los diferentes usos y horarios del local, el sector de estar invita a otro momento en el que la posición corporal que el sillón implica, a diferencia de la silla o butaca, prepara el espíritu para el encuentro informal de la mañana, el after office o la sobremesa distendida.

El aventanamiento horizontal se ubica a una altura que permite vincularse visualmente con el exterior, mientras que la gente que circula por la vereda no encuentra la visión franca al interior.

La barra. La superficie de la barra se extiende más allá de la zona de servicio y se convierte en una mesa especial, informal, con comensales a ambos lados de la misma. Nuevamente la posición corporal que requiere la altura de la barra se transforma en un posible encuentro grupal diferenciado.

La sala. El sector sobre calle Güemes está preparado para separarse espacialmente del resto del bar, con un ingreso, baños y acceso de mozos exclusivo para el mismo, lo que le permite alojar actividades que requieran mayor privacidad como presentaciones, festejos y reuniones, con una capacidad de 75 personas. Son eventos que normalmente no podrían ocupar completamente un salón dedicado para fiestas y que encuentran en Farina Rolls un espacio disponible.

Los servicios. El restobar cuenta con guardarropas, donde una pequeña barra permite esperar la disponibilidad de mesa disfrutando algún aperitivo sugerido. Está previsto y a punto de instalarse una conexión inálambrica a internet para que aquellas personas que tengan dispositivos WiFi puedan navegar por la web mientras están en el local.

La intervención. El edificio existente, de la década del 40, reviste el carácter de patrimonio arquitectónico de la ciudad. La remodelación planteada por el nuevo uso, se transformó así en una verdadera intervención urbana y dos criterios importantes guiaron esta actuación. El primero fue intentar recuperar al máximo la fachada existente de la construcción antigua. Así se trabajó incluso en la planta alta del inmueble, sector que no era realmente intervenido, para abarcarlo en su totalidad.

Se decidió reponer el material de frente, con el tipo de material y tono del original de este sector, manteniendo la definición cromática de las barandas y despejándolo de cartelerías y publicidades en las mismas. Así, sólo se intervienen en el interior de los vanos, los cuales se unificaron en su dimensión, alojándo allí los toldos y la pequeña marquesina que insinúa el ingreso al salón.

El segundo criterio fue aplicado en el sector de calle Güemes. Tratándose de una construcción posterior y de pobre ejecución, se decidió armar una nueva fachada que vincule la fachada patrimonial sobre Bv. Oroño con las construcciones existentes sobre Güemes. Con la intención de remarcar esta calidad de nuevo, se realizó un gran muro expresivo en hormigón visto que contrapone y resalta al material de frente del sector antiguo.

El feng shui. Como suele hacerse en los proyectos que el estudio 1010 emprende, todos los elementos y actividades mencionados se organizaron en la distribución del restobar de acuerdo a un estudio específico de Feng Shui realizado, para este proyecto, por la consultora Belén Caprile. Así se dispusieron las zonas más abiertas y cerradas, los ingresos, y la ubicación de los elementos importantes tales como la fuente y los fuegos, considerando tanto a los comitentes como a los usuarios del proyecto.
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La barra.

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