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domingo,
15 de
enero de
2006 |
[Lecturas]
Caja de pequeñas voces
Gabriela De Cicco
"En la poesía la historia se emocionaliza, y en la imagen del otro que recibe y da, se alza la ilusión del yo", ha dicho Bellessi. Su más reciente libro, "La rebelión del instante", parece por momentos el registro de una novela personal, pero ampliada: caja de resonancia de las pequeñas voces del mundo, las que instan a la revolución, a la búsqueda interior, al cincelado de una cartografía isleña.
El nuevo libro de Bellessi confirma dónde están sus raíces, cómo lo personal se torna político, cómo vuelve la poeta al registro de su historia, de la de sus ancestros, para desde allí construir versiones de la realidad, de la historia más reciente.
La naturaleza no es telón de fondo, y brilla y se opaca y lagrimea ante el humo de las gomas quemadas de los piquetes, los primeros, aquellas que daban un aire nuevo a la rebelión. La poeta reconoce que "podría sin cansarme/ ser cronista de estas cosas día a día".
Estos nuevos poemas, suman a los ya publicados en "Danzante de doble máscara" (1985), "Tributo del mudo" (1982), "Buena travesía, buena ventura pequeña Uli" (1991): el rock y Perón, la Joplin y el fado, asambleas populares y el ciclo de las estaciones; fechas explícitas como la de "Argentina 2003" o en el poema "Ley Raggio", un ministro de Onganía que en 1967 plasmó la ley que desbarataba el arrendamiento de los chacareros. Bellessi es una poeta, como todas y todos, necesitada de palabras: "Necesito nombres/ dije: andá a aprender, y me miró/ como se hace con una loca o una/ extranjera que es lo mismo o quizás/ como a su madre", pero quien le da los nombres necesarios la trata "como a una niña o a una anciana extranjera".
El libro está dividido en cinco secciones, que hubieran podido ser cuatro, o que al menos se han presentado así en esta lectura. "Desobediencia civil" parece un mundo aparte, un grupo de poemas que hubiera sido posible incluir en las otras secciones o que reenvían a otro libro ¿futuro, anterior? "El instante de la rebelión" comienza a hacerse presente en la segunda sección, "Ni un minuto fuera de casa" y va in crescendo en las tres restantes: "Notas del presente", "Desde el ventanal" y "Cuando canta el gallo".
Diana Bellessi nació en Zavalla en 1946, publicó su primer libro de poemas en 1970, "Destino y propagaciones", y en 1981 editó "Crucero ecuatorial". Ya estos libros fundacionales nos dicen que la suya es una poesía insular, que remeda los meandros del Delta, el sacudón de las inundaciones, la devastación de las dictaduras. Su poesía viene desobedeciendo poéticamente los cánones. Con las de Mirta Rosenberg, María del Carmen Colombo e Irene Gruss, entre otras, su obra quebró las búsquedas poéticas de la poesía escrita por mujeres, dando aires nuevos a una retórica que parecía haberse estancado en la repetición seudopizarnikiana de otras autoras. Todo esto resuena en "La rebelión del instante" como registro histórico y como "culminación" y posible tercer tomo de un libro más amplio, que puede comenzar a leerse en "La edad dorada" (2003), siguiendo con "Mate cocido" (2002).
Dice Bellessi en el poema que abre "Mate cocido": "El destino común/ es aquello que vuelve,/ a veces es la fe/ quien va adelante o es/ filo de la razón/ que hiere...". Ese destino común se continúa desplegando en "La rebelión...", y la fe se dibuja reconcentrada en el trabajo de iluminación que realiza la poeta con la naturaleza, en el tallado de las palabras necesarias, en la escucha atenta con la oreja sobre la tierra para saber cuándo y cómo llegan esas palabras. "¿Qué detesto más?", ha dicho la poeta en un ensayo, "que me digan que en algún momento que estoy rescatando algo, giros del habla de la gente con la que me crié, o cantos de las culturas condenadas, como las de los pueblos indígenas, por ejemplo. Como si me picara una víbora salto y digo: ellos, me rescatan a mí. En realidad me han construido, no habría si no identificación emocional posible y la lengua del poema sería lengua muerta".
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En claro. "Detesto que me digan que estoy rescatando algo", dice Bellessi.
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