Sobre gustos

Edgardo Zotto (Rosario, 1947) es abogado y se desempeñó en política hasta 1990, cuando renunció a su cargo de ministro de Gobierno de la provincia. "Escribo desde muy chico pero como una cosa secreta, clandestina, porque estaba ocupado haciendo múltiples cosas", recordó más tarde. Y cuando su escritura pasó a un plano más destacado, los resultados no tardaron en aparecer. Hasta el momento, ha publicado tres libros de poemas imprescindibles en una buena biblioteca: "Memoria de Funes" (1998), "Restos de una civilización personal" (2001) e "Impluvium" (2004). "Escribir es para mí una forma de explicar mi perplejidad ante el mundo", ha dicho.

-¿Cómo es su momento ideal?

-A la mañana en la casa de Funes. Mientras empiezo a juntar las ramitas para el fuego del asado, el colibrí se acerca a las flores del ceibo, el perro persigue un sapito que se oculta en el pasto. En la mesa: el mate amargo, el libro por venir.

-¿Qué día de su vida quisiera olvidar?

-Casi todo es olvido y ese día también.

-¿Cuál es su chiste favorito?

-El que se nos ocurre en una charla de amigos y después no puedo contar.

-¿Tiene alguna superstición?

-Todas. Las heredadas de los inmigrantes italianos. En público digo que no tengo.

-Como abogado, ¿qué causa le gusta defender?

-La más perdida. La que no se puede ganar, pero....

-¿Qué actitud agradece en una persona?

-Dos: la paciencia y la capacidad de reírse de sí mismo.

-¿De qué modo agasajaría a un amor imposible?

-Mi amor es posible desde hace muchos años y nunca sé cómo agasajarla.

-¿Qué hecho cultural modificó su forma de pensar?

-No sé si es un hecho cultural, pero puede ser el descubrimiento de un libro de Macedonio Fernández, en mi adolescencia, en la biblioteca de la Escuela Comercial Belgrano, turno noche.

-Escribir poesía y ejercer la abogacía, ¿implica alguna especie de desdoblamiento?

-El solo hecho de vivir implica permanentes desdoblamientos.

-¿Cómo se titularía el libro que contara tu vida?

-"Sólo creo en el azar (pero no estoy seguro)".