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domingo,
15 de
enero de
2006 |
Cocina: un poco de sabor a mar
Quique Andreini / La Capital
El mejillón es muy apreciado por los conocedores, sin embargo su protagonismo en la cocina es escasa o nula, lo que llama la atención por la facilidad para prepararlos. Tal vez sea su excesiva timidez, ya que se oculta dentro de su valva, lo que no lo hace un manjar preferido, a pesar que es mucho más accesible que sus otros compañeros mariscos a la hora de comparar precios.
Son ideales para saborearlos en la zona de la costa atlántica en esta temporada, pero también para tenerlos en cuenta durante el año. Como el resto de los moluscos, el mejillón es una fuente importante de proteínas, vitaminas y minerales lo que los hacen ideal para una alimentación sana y equilibrada. En cocina admite muchísimas preparaciones deliciosas, desde las más simples hasta las más elaboradas.
Mejillones al vino blanco
Ingredientes:
3 cucharadas de aceite de oliva
4 docenas de mejillones
2 cebollas picadas
3 dientes de ajo picados
1/2 vaso de vino blanco
2 cucharadas de perejil picado
2 hojas de laurel
sal y pimienta
Caliente el aceite en una amplia sartén o en un wok, y rehogue las cebollas, el ajo y el perejil durante un minuto. Añada los mejillones lavados previamente. Revuelva y deje que se cocinen a fuego vivo hasta que se abran y se haya evaporado la mayor parte del líquido (descarte los que no se abrieron, lamentablemente han pasado a mejor o a peor vida). Baje el fuego, moje con vino blanco y añada el laurel.
Condimente con sal y pimienta, y deje que se vayan cocinando a fuego lento durante 15 minutos aproximadamente. Es un plato delicioso, ¿para qué más?
El wok es un utensilio de cocina originario de China, una especie de sartén ligera, redonda y profunda. Los alimentos se pueden preparar de diversas formas: estofados, fritos a fuego lento, al grill, además de al vapor (usando una cesta). Se trata de un utensilio muy versátil que hace las veces de sartén o de olla.
En el wok, por la forma redondeada de su fondo, el calor se distribuye de manera más uniforme y suave. El calor intenso que acumula permite que los alimentos se cocinen en menos tiempo, y además requiere menos aceite por lo que es uno de los métodos de cocción más rápido y saludable.
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