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domingo,
15 de
enero de
2006 |
El costo laboral de la producción es 37 % menor que en 2001
Buenos Aires.- Los salarios crecieron en 2005 más rápidamente que los precios básicos de productor y, como resultado de ello, en el tercer trimestre del año el costo laboral real tuvo un incremento del 9,5 por ciento con relación a 2004, pero aún así para los sectores transables es un 37 por ciento menor que antes de la devaluación.
Los salarios del sector privado aumentaron en promedio en 2005 un 22,3 por ciento (crecimiento interanual de octubre), con lo que duplicaron el 10,6 por ciento de igual período de 2004; y esa recuperación se aceleró en el tercer trimestre del año, abonando la discusión sobre los eventuales efectos inflacionarios de la suba de salarios.
Pero los incrementos salariales no afectaron por igual a todos los sectores productivos ya que, si bien para el conjunto del sector privado el costo laboral real era en el tercer trimestre del 2005 un 9 por ciento inferior al de octubre-diciembre de 2001, los sectores transables y no transables tuvieron comportamientos claramente disímiles.
De acuerdo con un trabajo de SEL Consultores, al tercer trimestre del año pasado el costo laboral de los sectores transables era todavía un 37 por ciento inferior al que debían afrontar antes de la devaluación, pero para los no transables, el costo ya era un 2 por ciento superior al de los últimos meses del 2001.
La industria, la construcción y la producción agropecuaria fueron claramente los pilares que sustentaron la recuperación económica en los últimos tres años e impulsaron crecimientos interanuales con tasas superiores al 9 por ciento.
Son precisamente esos sectores los que se vieron más beneficiados por la reducción del costo laboral real (salarios deflactados por los precios recibidos por las empresas) que generó la salida de la devaluación.
De acuerdo con los datos del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones y el Indice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC, el sector de minas y canteras fue el más beneficiado ya que conservaba en el tercer trimestre del 2005 un costo laboral real un 62,6 por ciento inferior al del último trimestre del 2001.
En el mismo período, el costo laboral real de la producción agropecuaria era un 37,8 por ciento más barato que antes de la devaluación, en la industria manufacturera un 37,2 por ciento y en el suministro de agua, electricidad y gas del 19,6 por ciento, mientras que para la construcción la reducción del costo era de 14,2 por ciento.
Paradójicamente, son estos mismos sectores los que lideraron la suba de precios al consumidor, y quienes advierten sobre los efectos inflacionarios de la suba de salarios, no tanto por el empuje de la demanda (que sería atendible) sino por los presuntos mayores costos.
“Siempre es importante vincular el incremento de salarios a la mejora de la productividad, porque si no esos aumentos deben ser trasladados a precios y así se genera inflación”, explicó a Télam el economista Orlando Ferreres.
El analista agregó que “es difícil saber si hay margen para aumentar salarios en los bienes transables, daría la impresión de que hay poco margen, porque no se puede considerar sólo el costo salarial para definir eso, ya que hay otros costos a tener en cuenta”.
Reconoció que el sector de los transables “hubo una mejora significativa del tipo de cambio, pero también hay que tener en cuenta que los derechos de exportación son altos”.
En la vereda de enfrente, los sectores que tienen hoy un costo laboral real mayor al de diciembre del 2001 son las actividades inmobiliarias (con un incremento del 16,2 por ciento); el transporte, almacenamiento y comunicaciones (14,1 por ciento) los servicios sociales, la enseñanza y salud privados (12,4 por ciento) y la intermediación financiera (3,4 por ciento).
El trabajo de SEL señala que “visto desde el lado de las empresas, es claro que un aumento de las remuneraciones eleva el costo nominal de producción.”
“Sin embargo, lo relevante es si afecta o no el costo laboral por unidad de producción; ello depende de cómo evolucionen los precios básicos de productor (es decir, los precios que recibe la firma) y la productividad horaria del trabajo”, advierte la entidad que dirige Ernesto Kritz.
Dado esto, SEL aclara que el eventual traslado a los precios al consumidor del incremento salarial dependerá de la posición de la empresa en el mercado, de la elasticidad-precio del bien y, de la brecha de costo laboral real que resta respecto de la situación pre-devaluación. (Télam)
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