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jueves,
12 de
enero de
2006 |
Un represor reciclado en exitoso hombre de negocios
Ricardo Miguel Cavallo, alias Sérpico, Marcelo o Ricardo, conocido también como Miguel Angel, fue un temible represor de la dictadura militar, que actuó en el grupo de tareas 3.3.2 de la Esma entre 1976 y 1979.
De 54 años, este marino de sonrisa helada y crueldad desmedida, según algunas de sus víctimas que lograron sobrevivir, actuó en los grupos de tareas de la Esma, hizo inteligencia, y también se desempeñó en el sector "La Pecera" donde tuvo a su cargo la "recuperación" de los detenidos-desaparecidos, un eufemismo que en realidad ocultaba un régimen de verdadera servidumbre a la que eran sometidas sus víctimas. En marzo de 1980 pasó a integrar el "centro piloto París", con el que la dictadura intentó contrarrestar las acciones de los exiliados que denunciaban al régimen militar.
Pero el perfil menos conocido de Cavallo es el que edificó durante y, sobre todo, luego del final de la dictadura en 1983 como hombre de negocios. Al momento de su detención en Cancún, Cavallo controlaba información sobre personas, vehículos, armas y transportes a escala regional, a través de la empresa Talsud, en la que poseía un tercio de su capital accionario. Sus emprendimientos se extendieron a México, El Salvador, Bolivia, Brasil, Zaire y la Argentina. Cavallo fue socio en Martiel SA -representante de Casa de la Moneda, Consad y Ciccone Calcográfica, así como de la francesa Gemplus- y en Taiariol, de otro represor, Jorge Radice, beneficiado con las leyes de perdón.
En 1996, Talsud ganó la licitación para expedir los registros de conducir de La Rioja. Fue la única empresa que se presentó y garantizó la incorporación de un "microchip inteligente" en los carnets aunque, cuatro años más tarde, la Legislatura provincial denunció que las licencias eran las de siempre, aunque a un precio ocho veces más caro.
Cavallo ocupó también la dirección del privatizado Registro Nacional de Vehículos (Renave) en México, encargado del empadronamiento de unos 14 millones de vehículos, con una facturación anual de unos 400 millones de dólares.
Pero el caso más escandaloso fue el de Bolivia, donde el ex marino trabajó desde 1980 con los servicios de inteligencia de la dictadura de Luis García Meza, hoy condenado hasta 2024 por corrupción y violación de los derechos humanos. Allí fue mano derecha del ministro de Gobierno, el coronel Luis Arce Gómez, preso en Estados Unidos por narcotráfico. Años atrás, Cavallo regresó a los negocios en Bolivia, donde se hizo del Registro de Identificación Nacional, con la Policía Nacional entre sus principales clientes.
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