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jueves,
12 de
enero de
2006 |
Cómo está la temporada en Rosario
"En los trabajos de temporada los concesionarios de las playas se aprovechan de los colegas y no responden al convenio laboral", dijo ayer Andrés Cejas, director de la Escuela de Guardavidas de la Cruz Roja Rosario.
"Estoy de acuerdo con las luchas salariales. Pero dudo que por un reclamo los guardavidas hayan impedido hacer un rescate, que es el fin para el que nos capacitamos. Hasta fuera del horario de trabajo se suele arriesgar la vida en un salvataje", indicó Cejas a La Capital.
"En Rosario hay 800 guardavidas. Todos los años se hace una reválida, una prueba de aptitud en el río. La Municipalidad no habilita balnearios o piletas si no hay guardavidas suficientes y con la reválida realizada", explicó.
Pero también señaló que "mientras la Municipalidad y algunos clubes cumplen ahora los reglamentos, hay muchas instituciones que no lo hacen. Muchos colegas están en «negro». Para conservar sus puestos, cobran cerca de la mitad de lo establecido por los convenios laborales. No tienen seguros, coberturas médicas ni aportes jubilatorios; y el día que se enferman no cobran".
"Trabajo desde hace 15 años en la Asociación Cristiana de Jóvenes todo el año, pero recién en 2005 me blanquearon tras la reapertura de esa institución que había sido llevada a la quiebra. Además, durante la tarde me desempeño en en la pileta del Estadio Municipal", cuenta el hombre de 45 años.
El salario es de 1.400 pesos, de los cuales 150 corresponden por actividad riesgosa, y otros 850 por tarea insalubre. "Estamos en una actividad de alta responsabilidad civil y penal; una causa por mala praxis puede ser penada con prisión. Y es de riesgo, porque además de los operativos, muchos compañeros -algunos sin cobertura de leyes laborales- sufren cáncer de piel por la exposición al sol".
"En la Rambla Cataluña no se cumple con la cantidad de personal requerida por ley. A los 834 metros de costa le corresponden 16 guardavidas, pero los concesionarios privados achican los vallados para no pagar a más bañeros. Donde no ponen boyas, instalan el cartel de «Prohibido bañarse», pero no todos saben leer", advierte.
"También criticamos la situación en las islas, donde de 30 paradores sólo en dos hay guardavidas. Desde Rosario no se los controla porque son de Entre Ríos, pero tampoco los fiscalizan desde Victoria. Por ello pedimos un convenio entre ambas provincias. Desde la Cruz Roja propusimos a la Municipalidad rosarina que hubiera un sistema de ambulancias náuticas. El proyecto no fue aprobado".
Por otra parte, acota que en playas y clubes, "a pesar de las inspecciones, también es común que falten equipamientos, que los botiquines tengan lo justo y no existan tablas de cuello espinal para asistir a accidentados".
Sobre los conflictos en Rosario por la situación de los bañeros, recordó que "en 2005, tras amenazar con un paro de guardavidas municipales ante la falta de legalización de nuestra actividad, el municipio nos otorgó lo pedido. Antes, en 1996, se había llegado a una medida de fuerza durante el recambio de las gestiones de Héctor Cavallero y Hermes Binner. Al dejar de ser municipales las playas, tras las privatizaciones realizadas por Binner, los concesionarios no querían tomar la cantidad necesaria de bañeros".
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