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viernes,
30 de
diciembre de
2005 |
Estrategias. Aseguran que para 2007 en el norte santafesino no habrá personas sin una formación básica
Un programa de alfabetización cubano
enseña a leer y escribir en tres meses
Ya recibieron sus diplomas los primeros egresados
de los departamentos 9
de Julio, Vera y Garay
Silvia Carafa / La Capital
Margarita.- Los primeros egresados del programa de alfabetización "Yo, sí puedo", recibieron sus diplomas en esta localidad del norte santafesino. Se trata de una metodología de origen cubano que permite la lectoescritura en tres meses y que se dicta a través de medios audivisuales, con ayuda de facilitadores locales. De modalidad no formal, la práctica empleada también articula con el sistema educativo de la provincia, y apunta a erradicar el analfabetismo en esta región.
El programa comenzó en el mes de julio y se aplicó en distintas localidades de los departamentos de Garay, 9 de Julio y Vera. De la experiencia participaron unos 450 hombres y mujeres distribuidos en 45 grupos y asistidos por más de 60 facilitadores voluntarios. Las comunidades elegidas son las que registran el mayor número de analfabetos, aunque el programa se extenderá ahora al resto del territorio provincial.
Hace unos días, la primera promoción santafesina del "Yo, sí puedo", recibió sus diplomas en la Escuela Nº 3.003, Mariano Moreno, de la localidad de Margarita. El gobernador Jorge Obeid presidió el acto al que concurrieron egresados de las comunidades de Calchines, Cayastá, Helvecia, Tostado, Pozo Borrado, Villa Minetti y Calchaquí.
"Yo, sí puedo" es un programa cubano de alfabetización que fue premiado por la Unesco y que se aplicó en distintos países de Africa, el Caribe y América latina. A pesar de que en la Argentina la experiencia ya lleva dos años, la provincia de Santa Fe fue la primera en poner una "logística al servicio de dicho método", explicó Susana Porfiri, asesora del Ministerio de Educación.
La metodología
De acuerdo a los asesores cubanos, Oscar Enamorado Hernández y Jorge Luis Veliz Cepero, "Yo, sí puedo", basa su estrategia en el conocimiento empírico de los números, que tienen las personas a partir de la vida cotidiana.
Así, cada vocal se asocia a un número y se aprende a leer y escribir a partir de una cartilla impresa en la que también se realizan ejercicios a partir de consignas dadas.
El programa también incluye un soporte audiovisual en el que se utiliza un televisor y una video. También incorpora el rol de facilitadores, se trata de personas de la comunidad, no necesariamente docentes, que acompañan el proceso de aprendizaje de quienes desean alfabetizarse. Las 65 videoclases, distribuidas en 17 casetes, son dictadas por una docente que desarrolla los contenidos a partir de los elementos propios de la cultura de cada lugar.
Según explicaron los asesores cubanos, en cada comunidad, el sistema se pone en marcha con un relevamiento para detectar a las personas que no están alfabetizadas.
A partir de ese momento se organizan los grupos que pueden funcionar "en una capilla, una copa de leche o un salón comunitario", explicó Oscar. Lo que sigue es la difusión del programa y la incorporación de colaboradores (facilitadores) que tienen a su cargo el acompañamiento del aprendizaje.
La cartilla que reciben los alumnos comienza por vivencias conocidas: casa, beso, familia, sol y luna, a modo de ejemplo. Una vez que las personas aprenden a leer y escribir reciben un libro de lecturas que se llama "Vos podés", y que tiene 19 textos relacionados con la cultura del lugar. Así, en no más de tres o cuatro párrafos, los alumnos pueden aprender a reflexionar sobre el agua, la salud, el deporte, San Martín, los pueblos indígenas de Argentina, el fútbol, el mate y el tango, entre otros.
Para los docentes cubanos, es imprescindible que una vez alfabetizados la relación con la educación continué, por ejemplo, ingresando a una escuela para adultos. "Santa Fe realizará esto, y eso es lo que la diferencia de las otras provincias donde se aplica el programa", explicaron.
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Los educadores cubanos contaron que el programa fue premiado por la Unesco.
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