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viernes,
30 de
diciembre de
2005 |
TV / crítica
Los mafiosos ceden sus
rencores sólo por amor
"Hombres de honor" no cumplió con las expectativas
Los Onoratto y los Paternostra empezaron peleados pero terminaron juntos, casados y felices. Dos familias mafiosas de la década del 40, a la cabeza de todos los negocios turbios y clandestinos de Buenos Aires, hicieron las paces por obra y gracia del amor, nada menos. Carlo (Gerardo Romano) se casó con Alberta (Leonor Benedetto) y ratificaron el cruce de familias que ya se había dado con María (Laura Novoa) y Luca (Gabriel Corrado), la pareja central de la tira. La novela tuvo en el final el rating más alto de los últimos 8 meses, 14.7 puntos, y llegó a ser el quinto programa más visto del día. De todos modos, estuvo lejos de ser el éxito anunciado a principios de año, ya que promedió 11 puntos en toda la temporada, diez menos del puntaje del debut.
Entre reconciliaciones, abrazos, besos y hasta apariciones del más allá transitó el último capítulo de "Hombres de honor" en la pantalla de Canal 3. Alberta Natale se miró al espejo y vio el reflejo de Lorenzo Onoratto (Arturo Puig), su marido asesinado en el primer capítulo por quien ahora sería su nuevo prometido. Cargada de culpas, ella necesitaba un mensaje del cielo para dar ese importante paso. Lorenzo le dio una sonrisa, la besó y se despidió. Suficiente para que ella siga adelante con su plan romántico.
Antes de la boda, Luca y María zafaron de la desequilibrada Mónica (la sólida Virginia Innocenti) y pudieron llevar adelante su postergada relación, ahora con un hijo en brazos. Rocco (Juan Gil Navarro) pudo cristalizar su romance con Angela (Agustina Cherri), ahora también madre.
La boda de Carlo y Alberta tuvo condimentos bizarros. Ella de rojo, él matoneando al sacerdote para que los case lo más rápido posible en una ceremonia que, como tenía que ser vistosa, fue al aire libre. Alberta volvió a sugerir autorización para dar el sí, esta vez ante sus hijos, y cuando todo parecía terminar normalmente tuvieron que huir ante el sonido de la sirena de la policía.
El relato continúa cinco años después, en una fiesta de reencuentro, y ahora es el hijo de Luca y María, con la voz en off, quien cuenta la historia de sus padres y su particular familia. Los Onoratto y los Paternostra mantuvieron su poder y otros, como Carmela y Angela, se regodean en la riqueza pero al borde de la locura. Los autores le dieron una resolución muy forzada a Eva (Carina Zampini), quien encontró un amor en París, de nombre Bond, con el mismo rostro de Luca y un bochornoso perfil detectivesco.
El destino de ambas familias es seguir con los negocios clandestinos. Otra sirena policial vuelve a desarmar la reunión, como en aquella boda, y todos huyen en busca de nuevos escondites. Un karma de los mafiosos.
P. S.
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Fotos
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Onoratto y Paternostra, de boda en boda.
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