Colón: con el susurro de las termas en el corazón

Fabiana Monti / La Capital

La miniregión entrerriana que forman Colón y las localidades vecinas ofrece distintas opciones para el descanso y la recreación para aquellos que se proponen escapar del calor rosarino y conocer otros lugares. Circuitos de historia, naturaleza -río y parques termales- y una infraestructura de alojamientos que se está consolidando y se extiende a los campings.

El centro de esa región es la ciudad de Colón, fundada en el año 1863 por el general Justo José de Urquiza con el objetivo de que se conformara un puerto donde pudiera salir la producción de las colonias circundantes.

Esa historia se puede recorrer a través de un circuito por el barrio Puerto, que tiene construcciones de los diferentes períodos económicos de la ciudad; o la estación fluvial, construida como sala de espera de pasajeros debido a la gran cantidad que llegaron en los tiempos de la inmigración. En la actualidad, estos viejos edificios conviven con restaurantes de una gran gama de menúes.

Pero el mayor atractivo para los amantes de la naturaleza en Colón es el agua. El río Uruguay ofrece en los 10 kilómetros de playa posibilidades de recreación náutica y pesca (dorados, surubíes, pejerreyes, bagres). Una mención especial merecen los paseos en lancha para conocer las islas y los bancos de arena.

Y como en tantos lugares de Entre Ríos está el complejo termal que cuenta con 10 piletas de agua dulce mineralizada con diferentes temperaturas, con propiedades terapéuticas e ideales para el relax. Las piscinas cubiertas y también al aire libre.


Por los alrededores
Para volver atrás en el tiempo e indagar un poco más en la historia conviene recorrer el circuito "Los pasos de Urquiza". Se puede ir detrás de esas huellas desde Guarumba, a 9 kilómetros de Colón, con paseos en carruajes rurales y cabalgatas. A 63 kilómetros se puede arribar hasta el imponente Palacio de San José, donde las visitas guiadas reviven la vida del caudillo de fuerte presencia en la historia argentina.

Si la idea es el descanso, la tranquila Villa San José es una alternativa que pone en contacto con la naturaleza. Además del balneario sobre las costas del río Uruguay, un nuevo complejo termal inauguró seis piletas y un spa que ofrece masajes relajantes o sesiones de fangoterapia.

Un lugar curioso es el reservorio de piedras semipreciosas surgido a partir de una simpática anécdota. Su mentora, Selva Gallol, hace más de 15 años empezó a juntar los cantos rodados que existen en las canteras circundantes al río. Un día, al querer espantar a un grupo de gansos, tomó uno y al tirarlo sintió que la piedra tenía agua. "Todos me tomaron por loca", comentó, pero ella se movilizó para investigar y diseñar una máquina para cortar los materiales. Descubrió jaspes, ágatas y gran cantidad de piedras semipreciosas que convirtió a su casa en un taller y museo.