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sábado,
24 de
diciembre de
2005 |
Tema de la semana
La Argentina necesita volver La Argentina necesita volver
Las naciones se construyen con cifras y con ideas. Las primeras muestran las evoluciones cuantitativas, referidas a la economía en general, y las segundas, los desarrollos cualitativos, es decir, todo lo que hace que un conjunto de seres humanos tenga una identidad y una idiosincrasia, un modo particular de ser, un destino común que lo aglutina.
Las cifras van y vienen y se dan en medio de otros números exteriores al país que condicionan fuertemente a los interiores. Las ideas, en cambio, van evolucionando y persisten. De allí salen las constituciones, las leyes, las instituciones en general.
Del funcionamiento armónico de estos dos aspectos enumerados depende el éxito de las naciones en el decurso histórico. La gran
dificultad es que las cifras son actuales y vertiginosas y así como hace apenas tres años la Argentina tenía los peores números del mundo, hoy, muy poco tiempo después, tiene esos mismos números muy mejorados y asombrando al planeta por la recuperación.
Con las instituciones y las ideas de la Nación sucede algo muy distinto, pues su tiempo es otro. Se van cimentando en el transcurrir de la vida de los pueblos y van dejando un sedimento que hace a lo más profundo de la identidad. La semana que se va se dieron a conocer al menos dos cifras muy alentadoras para el mundo de los números: la actividad económica creció el 9,3%, llegando a un acumulado de 9,2% para 2005, y el empleo en blanco mejoró el 10,3%.
Esos anuncios se efectuaron en los mismos días en que el presidente Néstor Kirchner tomó la audaz decisión de cancelar los U$S9.800 millones de deuda con el Fondo Monetario Internacional. Sobre lo bueno o lo malo de esta última medida por ahora todo lo que se diga es especulativo, pues ni los que están a favor ni los que se oponen saben con certeza qué pasará en el futuro y cuáles serán las consecuencias en el tiempo.
Lo que sí se puede asegurar hoy es que otra noticia positiva de la semana fue la explicitación de la ministra de Economía, Felisa Miceli, referida a que con el pago efectuado se deberá cuidar aún más la cuenta fiscal, porque de que se mantenga contenida depende el éxito del paso tomado.
El presidente no debe olvidar que la hoy tan denostada década del 90 mostró cifras de la economía muy positivas, durante la mayoría de su transcurso. De ellas se vanagloriaba el entonces presidente Carlos Menem y esos números de crecimiento le permitían tomar decisiones en el campo institucional que con el tiempo fueron nefastas.
Para entender este aspecto baste recordar la ampliación de la cantidad de miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y el proceso de reforma de la Constitución para
permitir una dudosa reelección de quien había asumido con una Carta Magna que se lo prohibía explícitamente. Estos cambios permitieron también acciones en el campo de la economía que hoy se lamentan, considerándose que tuvieron consecuencias no deseadas, con lo cual se ve que ese mundo de las cifras y el de las ideas se toca en momentos cruciales para la vida de los países.
Se debe recordar también que cuando Menem terminó su primer mandato no fueron pocos los analistas que especularon con que su segunda presidencia sería para emprolijar aspectos que en la primera por razones de necesidad y urgencia habían sido hechos de manera desaliñada. Esos analistas decían que se habían producido las reformas económicas estructurales y que ahora venía el tiempo de las instituciones. Se equivocaban, cuando alguien no tiene en sí la vocación por respetar las leyes y las ideas, es difícil que cambie.
Este recuerdo histórico vale para que se empiece a discutir la reinstitucionalización del país. Hasta ahora, en nombre de la emergencia económica, se sigue gobernando sin respetar esas ideas de fondo que están plasmadas en la Constitución. Una acción revolucionaria del presidente Néstor Kirchner podría ser ponerle una fecha de término a la emergencia y comprometerse a volver a poner el país en el corset institucional que representa la vigencia plena de la Carta Magna. Esto significa no ejecutar más acciones de gobierno con decretos de necesidad y urgencia, por ejemplo, y una rejerarquización del Congreso, que hoy está totalmente desdibujado.
¿Cuál es la ventaja de tener instituciones fuertes? Que ayudan a llevar adelante a la Nación cuando los números flaquean. Según la historia argentina esto sucede cíclicamente, por eso hay que tener el tejido institucional fortificado para permitir afrontar los momentos difíciles. Kirchner tiene allí una tarea que puede ser histórica.
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