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sábado,
24 de
diciembre de
2005 |
Combatir la informalidad,
la asignatura pendiente
El puntapié está dado. El debate salarial se instaló en la Argentina y el año que viene se agudizará en la medida que se incorporen el resto de los sectores en un escenario con una inflación no menor a un dígito y el aumento de tarifas tras las renegociaciones de contrato.
Por eso, aunque el sector gremial deberá dar pelea en ese terreno, tal vez deba avanzar junto al gobierno y los empresarios en mejorar otros aspectos de la calidad del empleo, por encima del salario.
El último informe oficial revela que casi la mitad de los trabajadores de la Argentina (46,1%) están en negro. En este punto, Rosario replica la situación nacional con un índice que alcanza el 44,2% y se mantiene casi sin modificaciones en el último año.
La Encuesta de Indicadores Laborales que elabora el Ministerio de Trabajo reveló también en el último mes que Rosario lideró el repunte del empleo formal, después de varios meses de estancamiento. Los funcionarios sólo encontraron una explicación a este parate local en la informalidad. "En Rosario en el sector de la construcción hubo una gran dinámica, pero es posible que eso no apareciera en las mediciones porque se trata de una actividad con mucha informalidad", dijo la directora general de estudios y estadísticas laborales de Trabajo, Emilia Roca.
El desafío oficial
Más y mejor trabajo, como dice el eslogan de la cartera que pilotea Carlos Tomada, quizás sea el gran desafío para 2006.
Tal vez una forma de que el dinero rinda más en los bolsillos de los argentinos y que la capacidad de compra del salario se recupere esté también vinculada con otra materia pendiente para el año próximo: la modificación de la base imponible del impuesto a las ganancias.
Aunque la CGT pataleó en los últimos tiempos ante Lavagna primero y Miceli (ministra de Economía) después, no tuvo éxito. Por ahora el presupuesto 2006 que votó el Senado la semana que pasó mantiene la escala instaurada por el impuestazo del ex ministro de Economía José Luis Machinea durante el gobierno de la Alianza.
De ese modo, alrededor de 15 mil trabajadores de la región deben afrontar una mayor carga fiscal pese a que sus salarios reales cayeron tras la convertibilidad. "El tema fiscal se mantendrá igual", dijo el miércoles Miceli y todo indica que el fisco se llevará otra tajada de los devaluados sueldos argentinos.
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