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sábado,
24 de
diciembre de
2005 |
El porqué de la elección
Una ciudad, se sabe, está hecha por multitudes: es esencialmente el carácter grupal aquel que define su identidad y marca a fuego su camino. Pero el rasgo colectivo no resulta excluyente: muchas veces los individuos se confunden con el entorno que los ha engendrado, a tal punto que no es posible mencionar a ciertas ciudades sin que otros nombres queden flotando en el aire como una estela ineludible. ¿O acaso no se piensa en Gardel y Borges al decir Buenos Aires, en Woody Allen al evocar a New York, en García Lorca si se pronuncia la palabra "Granada" o en Olmedo, Fontanarrosa y Fito Páez como prolongación inevitable de la imagen rosarina?
Los individuos son parte intransferible del alma de una ciudad. Y cuando han entregado talento, trabajo y muchas veces han volcado toda su vida en una tarea por la cual se los admira o valora, la ciudad en la que viven recibe las benéficas consecuencias de sus actos.
Los hombres y mujeres que fueron elegidos -muy jóvenes, jóvenes y ya no tanto- realizan actividades diversas y tienen vidas diferentes, pero tres características los unen: la capacidad, la solidaridad y la entrega. Con mayor o menor reconocimiento social, con mayor o menor difusión pública de su trabajo, el valor que reviste lo que hacen no puede medirse en términos materiales, pero constituye una contribución mayor al crecimiento de Rosario y su luminosa proyección hacia el futuro.
Es por eso que La Capital ha decidido distinguirlos y homenajearlos, consciente de que su esfuerzo silencioso justifica el aplauso sin pausas. Tan unido a la ciudad que muchas veces parecieran ser una sola y misma cosa, el Diario cree que su ejemplo merece quedar en la memoria colectiva y germinar, como una semilla en el surco, para que el árbol de la sociedad florezca.
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