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viernes,
23 de
diciembre de
2005 |
A pleno sol
Estiraron las
clases para que
los chicos se
tiraran a la pile
Acompañados de sus docentes, los pibes del preescolar de la Escuela Estrada empezaron a nadar
Matías tiene seis años y, a pesar de vivir a pocas cuadras del río, nunca se animó a aprender a nadar. El agua le daba mucho miedo. Al menos, hasta hace unos 10 días cuando -junto a su maestra del preescolar y su profesora de gimnasia- pudo tirarse a la pileta. El es uno de los 22 chicos del preescolar de la Escuela Provincial Nº 86 José Estrada (cortada Estrada 690 bis) que terminaron las clases una semana después que el resto de los colegios. Pero ninguno protestó: por un acuerdo entre la escuela y el Club Náutico Sportivo Avellaneda pudieron realizar actividades de estímulo, juegos acuáticos y hasta dieron sus primeras patadas en clases de natación. Todo en forma gratuita y autogestionado por los mismos docentes.
La actividad comenzó el pasado 12 de diciembre y se prolongó hasta ayer todos los días, de 10 a 12, sin perder ni una jornada. Es más, "el mismo día que, por la tarde, hicimos la fiesta de fin de curso, por la mañana habíamos estado jugando en la pileta", dijo Andrea Fernández, la seño Andy como mejor la conocen sus alumnos del preescolar.
Fernández fue una de las impulsoras de esta iniciativa, nada habitual para las escuelas públicas de la provincia. "Siempre pensamos que en una ciudad de río y en una escuela que queda cerca de un club de río, no podía haber pibes que le tuvieran miedo al agua. Así que decidimos pedirle a las autoridades de Náutico que nos cedieran un espacio para realizar junto a los profesores de gimnasia una serie de actividades de iniciación acuática", explicó la maestra.
Para realizar el proyecto, los docentes de la Estrada tenían algunos puntos a favor: en el club funciona el Centro de Educación Física Nº 13, que nuclea a los profesores que trabajan en la escuela y quienes rápidamente se engancharon con la propuesta. Además, la comisión directiva de Náutico no puso reparos para prestarles en forma gratuita un sector de la pileta, guardavidas y vestuarios.
Así, durante diez días, los pibes pudieron acceder a algunos contenidos relacionados con la natación: realizaron actividades de ambientación y juegos en el agua con tablas, flotadores y distintos elementos, de acuerdo al proyecto diseñado por sus docentes.
Las clases, según los chicos
Sentados en ronda y contando todo lo que habían aprendido, los chicos demostraron que la movida valió la pena. "Yo pude meter la cabeza debajo del agua sin que me ardiera la nariz", dijo uno y sin dejar pasar un instante otra sumó: "Yo ahora pataleo y puedo ir para adelante".
A su turno, la maestra también hizo su balance. "Había chicos muy temerosos y fue bueno que estuvieran acompañados por los docentes con quienes trabajaron e hicieron transferencia durante todo el año. Además pudimos demostrar que con un poco de estímulo los avances son importantes y se notan", sostuvo.
Ayer, los chicos tuvieron sus clases habituales y, antes de terminar, invitaron a los papás a presenciar un tramo de las actividades. Y muchos no lo podían creer al ver a sus hijos agarrados del borde de la pileta grande practicando pataditas o avanzando en la pileta tomados de una tabla de telgopor.
Todo esto, acompañados de su seño, su profe de educación física, Graciela Gualdo, y su instructor de natación, Darío Fabri. Sobre el mediodía, los chicos recibieron los informes que dieron cuenta de sus logros y volvieron a sus casas para empezar, ahora sí, a disfrutar de las vacaciones.
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Fotos
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Los chicos aprendieron a flotar y patalear.
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