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| sábado,
12 de
noviembre de
2005 |
Tras un crimen se escondía un drama familiar
Durante un mes nadie supo la identidad del cuerpo carbonizado que apareció en un baldío del barrio La Guardia. Nadie reclamó por él y sólo se escuchó la tenue voz de algunos vecinos del barrio que dijeron: "Hace un mes que falta un tal Oviedo". Así fue que efectivos de la Brigada de Homicidios lograron determinar ayer, tras un reciente pedido de averiguación de paradero en la seccional 15ª, que el muerto era efectivamente Teodoro Oviedo, de 65 años. Hasta ahí, sólo una parte de la historia. La otra, la referente a cómo murió el hombre, llevó a los pesquisas a desentrañar una pelea familiar que terminó con dos puntazos y la eliminación del cuerpo.
La historia sobre la muerte de Teodoro Oviedo llegó a las crónicas policiales el domingo 9 de octubre cuando su cuerpo, completamente calcinado, fue encontrado en un descampado del pasaje Coulin y Turín (Dorrego al 4500). El cuerpo estaba irreconocible, quemado, tapado con ramas y devorado parcialmente por perros y roedores. Durante un mes nadie reclamó por el cuerpo. Pero el jueves, una mujer llegó a la seccional 15ª para presentar un pedido de averiguación de paradero. "Hace un mes que no tenía noticias de su padre, que vivía en la zona donde fue hallado el cuerpo", explicó un investigador.
Con ese dato, los pesquisas llegaron a La Guardia buscando una punta que los llevara a desentramar el homicidio. "En el barrio todos hablaban de la ausencia de un tal Oviedo", comentó un vocero. "Y apuntaron a una casa ubicada a tres cuadras de donde se halló el cuerpo", confió. Así llegaron hasta una humilde vivienda en Coulin y pasaje Virgilio, donde viven una mujer de 51 años y un hombre de 21.
"Ahí había un olor nauseabundo que provenía de ropas manchadas con sangre que serían de Oviedo", explicó el pesquisa. "Si bien Oviedo tiene dos hijas, no estaba con ellas sino en esa casa de Coulin y Virgilio. Allí vivía en concubinato con María Pereyra, de 51 años, y con el hijo de la mujer, Miguel A. Pereyra, de 21", confió.
La muerte de Oviedo fue el final de una pelea familiar. "Parece ser que Oviedo golpeaba a María y esto fue observado por su hijo, quien intervino y le aplicó dos puntazos. Después envolvió el cuerpo en una frazada, lo subió a un carro y lo llevó al campito donde le prendió fuego", contó el investigador. El hombre habría utilizado gasoil y kerosene para quemar el cuerpo y en un allanamiento posterior, los investigadores secuestraron una cuchilla de 30 centímetros de hoja. Miguel Pereyra y su madre quedaron detenidos a disposición del juez de Instrucción Adolfo Prunotto Laborde.
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