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| sábado,
12 de
noviembre de
2005 |
Calma en Liberia tras histórica victoria de una mujer
Monrovia- La calma retornó hoy a la capital de Liberia, Monrovia, luego de que el derrotado candidato presidencial y ex futbolista George Weah pidió a sus seguidores poner fin a las protestas por supuesto fraude en los comicios, ganados por quien será la primera presidenta de Africa.
No obstante, Weah dijo que mantendrá su impugnación por la vía legal a los resultados de las elecciones del 8 de noviembre, que fueron ganadas por la ex economista del Banco Mundial Ellen Johnson-Sirleaf, primera presidenta electa de un estado africano.
La experta economista lograba hasta ayer el 59 por ciento de los votos, una ventaja sobre Weah, quien obtenía el 46 por ciento, considerada "indescontable" por la Comisión Electoral, que tiene previsto anunciar el resultado final la semana próxima.
La política, de 66 años, ya se declaró vencedora el jueves pasado, e invitó a su rival a participar en el nuevo gobierno de Liberia.
Weah, de 39 años, presentó una protesta formal por los resultados y acusó a sus adversarios de fraude, pero, sin embargo, llamó a renunciar a la violencia cuando centenares de seguidores organizaron ayer una marcha de protesta en Monrovia.
Observadores internacionales consideran sin embargo que los comicios transcurrieron de forma ordenada y limpia.
Unos 1,3 millones de liberianos habían sido convocados a votar en la primera ronda de las elecciones el 11 de octubre, por primera vez desde el final de la guerra civil de 14 años que convulsionó al país. La segunda vuelta fue el 8 de noviembre.
El país del oeste de Africa se recupera con lentitud de las consecuencias de la guerra, que terminó de forma oficial hace dos años. Unos 15.000 soldados de la ONU vigilan que se cumpla el acuerdo de paz y ayudan en el desarme de los milicianos.
Johnson-Sirleaf es descendiente de esclavos libertos noretamericanos, que fundaron Liberia a fines del siglo XIX.
En los años 80 se desempeñó como ministra de Finanzas, y durante la guerra civil vivió a su exilio en parte en Estados Unidos y trabajó posteriormente para el Banco Mundial. (Télam)
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