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 sábado, 12 de noviembre de 2005  
Yo creo
"El pecado original, de los Shakers"

José L. Cavazza / La Capital

Modas que se apagaron como el último pucho ante la ley antitabaco. Está escrito: apenas vestigios quedaron de la generación X y sólo lo que dura una primavera perduraron aquellos años del "planeta champú". Y ya que hablamos de explosión de flores, la convertibilidad dejó en esta oreja sureña del planeta a un puñado de bandas tributo, que año tras año ganaron parte del cielo. Y ahora que estamos en tema (que me disculpe Gustavo Lorenzatti), las bandas tributo son sólo lo que parecen ser, es decir, no son más que un remedio inútil para una enfermedad terminal. Como darle de tomar un frasco de jarabe para la tos a un tipo que padece cáncer de pulmón. Es cierto, así como en el primer mundo están de moda los parques temáticos en el sur pobre están de moda las bandas que tributan a aquellas grandes bandas del primer mundo. Regla Nº 1: todo supergrupo que se precie de tal debe contar con una banda de covers argentina. Así, los Beatles, Pink Floyd, Queen, Kiss y ahora U2. Los Stones no tienen banda tributo en este país, porque los propios Stones hoy son la banda tributo de aquel poderoso y juvenil grupo de rock que alguna vez fue. Sin embargo, sé que nadie está exento de la debida sobredosis de nostalgia. La sensación de emocionarse fácilmente con el rock del pasado es algo aliviador durante los primeros días, pero con el correr de las horas uno empieza a enfermarse por culpa de esa sensación. Por otra parte, tengo un vecino que se parece peligrosamente a Phil Collins, que encima se dejó las mismas patillas y la misma frente amplia. Sin ir más lejos, de pibe yo cantaba "Suzie Q" bastante bien, usaba, como John Fogerty, camisa leñadora y pesado flequillo, hasta que apareció un gordito llamado John Tristao e hizo lo mismo pero arriba de un escenario, con todos los pantanosos Revival y, obviamente, sin John. ¿Cómo dejamos llegar al mundo a este estado? Prefiero escuchar el último disco de Pajarito Zaguri, "En el 200 (también)", o el disco tributo a sí mismo de Miguel Cantilo. No me gustan las bandas tributo. No hacen daño, lo sé también, pero me parecen inocuas como una serpiente a la que le han sacado el veneno. El pecado original fue de Los Shakers.


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