|
domingo,
06 de
noviembre de
2005 |
Arte- Manolo Valdés y Rafael Solbes en el Parque de España
Relatos de ayer y de hoy
Pop art y crítica política se asocian en la muestra "Equipo Crónica en la colección del Ivam". Un recorrido que el curador Facundo Tomás organiza en base a "la belleza como impacto sobre la visualidad"
Natacha Kaplún
La exposición "Equipo Crónica en la colección del Ivam" que se exhibe hasta el 24 de noviembre en las Galerías del Centro Cultural Parque de España brinda la posibilidad de conocer la producción de uno de los grupos más interesantes en la historia del arte de España. El equipo conformado por los artistas valencianos Manolo Valdés y Rafael Solbes produjo desde 1965 hasta 1981, año de la muerte del segundo. El conjunto de obras -que incluye pinturas pertenecientes a algunas de sus series más conocidas, serigrafías, collages, linóleos y esculturas- es un referente donde convergen excelencia técnica y un discurso de crítica política y social basado en la cita y el humor. La muestra tiene como comisario a Facundo Tomás, doctor en Historia del Arte y catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia.
"Han pasado cuarenta años desde entonces y por lo tanto al montar la exposición somos poco fieles. No les hago caso a lo que (los artistas) pensaban de sí mismos y pensamos lo que nos parece que hoy se debe pensar. La exposición se organiza entonces de acuerdo a un criterio que en aquellos momentos no estaba muy de moda, el criterio de belleza. Belleza como impacto sobre la visualidad, impacto como espectáculo de la pintura sobre quien mira", apunta Tomás, quien ha publicado numerosos trabajos sobre historia del arte, arte contemporáneo, teoría del arte y medios de comunicación de masas en revistas especializadas de España y el extranjero e integra el Comité Asesor de la Sociedad Estatal para la Acción Exterior (Seacex) española.
-¿Qué significó Equipo Crónica en el panorama del arte español?
-Fue un grupo fundamental. Había algunos pintores dentro de los españoles, principalmente Eduardo Arroyo, radicado en París en un exilio voluntario durante la época de Franco, que surgieron asumiendo en primera persona lo que sería la forma del Pop Art español. El Pop Art del Equipo Crónica recoge la tradición crítica de Arroyo, la desarrolla independientemente y conforma una manera de mirar que es muy peculiar. En primer lugar mira la realidad y establece una crítica a la dictadura de Franco que poco a poco va evolucionando hacia una actitud que consiste en fundamentarse en la historia de la pintura y en la pintura de vanguardia. A partir de 1970 ya no ponen una sola imagen que inventen, sino que toman todas las imágenes de pinturas existentes anteriores, de pinturas de vanguardia, de medios de masas y conforman una recontextualización que al mismo tiempo dirige una mirada hacia esa historia de los medios o de la pintura o bien hacia la realidad que están criticando.
-¿Cuáles fueron los relatos sobre los que construyó su poética?
-Cuando hablamos de relatos estamos necesariamente hablando de posmodernidad. El relato de la historia se ha caído. Precisamente la posmodernidad, el siglo XXI, se conforma como la crisis de los relatos tradicionales.
Hay un relato del Equipo Crónica que es el de la crítica de arte y de ellos mismos cuando pintaron en los años 60. Nosotros aquí lo que hemos hecho es otro relato, que ya no es del siglo XX sino del siglo XXI. Lo que ellos valoraban principalmente, que es la importancia de su discurso tanto hacia la pintura como hacia el mundo de Franco, se sustituye por la importancia de la imagen. El discurso de la imagen que crearon se ha transformado en la imagen del discurso que aparece como una presencia de los años 60-70 españoles, de belleza, de esa belleza que construyeron para entender hoy otra mirada y otra cosa.
-¿Qué diferencias tenía el Pop Art español con el norteamericano?
-Bien, como Andy Warhol con Marilyn Monroe, ellos recogen y toman la imagen de Mickey Mouse, por ejemplo, y la repiten muchas veces también con la salvedad de que una de las veces que debían repetirla colocan una bomba atómica. Es decir, la imagen de la belleza o la simpatía del ratón Mickey la sustituyen por el efecto real del imperialismo norteamericano. A Warhol se lo ha considerado excesivamente neutro y no era tanto. Había una dimensión crítica que ahora se está recuperando. Pero sí es cierto que esta dimensión crítica era mucho más explícita en el Equipo Crónica.
-¿Qué competencia o saberes debería manejar el público que visita la muestra?
-Ninguno. Lo que nosotros queremos decir es que ahora, aunque no entendamos a qué se refieren los cuadros, puedes ponerlos en tu casa y disfrutarlos mucho. Te gustan los cuadros, igual pasa con Equipo Crónica. Es una cosa muy bella. Lo que queremos decir es: el público entiende más o entiende menos y puede contextualizar mejor la muestra pero de entrada, nada más mirarlos, le van a gustar los cuadros, sea muy culto o poco culto. El que sea culto entenderá más mensajes, el que sea poco culto disfrutará directamente igual que el otro de esas superficies.
-Cuando habla de belleza, ¿a qué canon de belleza se refiere?
-No hay canon de belleza. Cuando yo hablo de belleza no me refiero a la belleza frente a la fealdad, sino a la belleza como objeto material que es capaz de emocionar los sentidos. Es decir, frente al discurso abstracto hablo de la mirada y esa mirada conforma un cuadro, un lienzo en el cual se detienen tus ojos y contemplan con placer. A lo mejor es muy feo en el sentido que muestran una cosa horrorosa, y que te gusta mucho. A esa belleza me refiero, no a la belleza opuesta a la fealdad sino a la belleza opuesta a la no existencia de materia, al discurso.
-¿Con qué criterios articuló el guión expositivo?
-En torno a las características de la sala. Esta es la cuarta vez que se expone la misma muestra, ha estado en Montevideo, en Asunción y en Buenos Aires. Aquí el Centro Cultural tiene tres cuevas, y tres cuevas muy apretadas. Es un recorrido lineal y hay que determinar dónde colocas cada cosa. No puede ser un recorrido cronológico porque hay de pronto un cuadrito y de pronto otro cuadro grande y tienes que organizarlo para que eso sea un espectáculo. Para que el que llega aunque no sepa de cuándo es cada obra la vea coherentemente puesta en términos de mirada y por lo tanto en términos de belleza.
-¿Qué repercusiones en el plano institucional y en lo social tuvo el Equipo Crónica en su momento?
-Yo diría que extraordinariamente grande. Primero, ellos tenían un crítico de arte, Tomás Llorens, que es el que los potenció. Tomás fue quien fundó el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Ivam, y ha sido hasta antes de ayer el director del Museo Thyssen Bornemisa. Es decir el mismo espíritu del Equipo Crónica ha dirigido institucionalmente parte importantísima del arte de la democracia. Segundo, ellos como tales tuvieron una influencia en la pintura valenciana y desde ahí la pintura valenciana es de las más características de toda España. Tercero, su posición de pertenecer al Partido Comunista de España en su momento fue determinante de la izquierda española, incluso los socialistas han tenido una honda repercusión.
-¿Qué artistas en España se han nutrido o tomado esta línea de trabajo?
-Inspirados muchos, el arte valenciano, el arte español se ha nutrido de la riqueza del Equipo Crónica. Nadie tomó la línea de trabajo porque el problema es que ellos mismos entraron en crisis. Ya en la última etapa de su obra, si usted mira ya no hablan de política, hablan de viajes de pintores. Yo pongo en duda que si no hubiera muerto Solbes hubieran podido continuar como equipo. Seguramente habrían hecho otras cosas, el arte cambió mucho. Entonces, continuadores como tal no. No había que continuar nada.
-¿Y las situaciones y cuestiones políticas cruciales?
-Ya no había en España, una oposición a la democracia no puedes hacer. Puedes burlarte de algunos elementos de lo que está pasando pero la crítica de fondo que hay en el Equipo Crónica a una estructura de una oligarquía que genera una dictadura ya no existe en España.
-¿Para el Equipo Crónica la belleza era importante?
-Si, era importante, lo supieran o no. Aunque no lo escribieran y no lo dijeran. Puesto que no serían bellos ahora sino lo hubieran sido entonces. Pasa que el discurso del crítico no es igual que el cuadro del pintor o el propio discurso que establece con palabras el pintor sobre sí mismo no es igual que lo que pinta. Y tú puedes no coincidir en el momento actual con ciertos criterios de lo que escribieron y sin embargo valorar el cuadro como elemento central.
-¿Ese cambio de criterios tiene que ver con la situación de la sociedad española?
-Yo no lo creo. Creo más bien que el problema es otro. Es un problema del arte mundial, de cómo el predominio de la ideología del discurso, que es un predominio espiritualista, de cuño neoyorkino y protestante, puede ser sustituido por otro, otra tendencia que está hablando de la formalidad, de la presencia de la obra como elemento nuclear y central.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
"El relato de la historia se ha caído", dice Facundo Tomás.
|
|
|