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domingo,
06 de
noviembre de
2005 |
Para beber: tintos y blancos
La Fundación para la Cultura del Vino es una entidad española cuyo objetivo es la difusión cultural del vino mediante el conocimiento de su historia, técnicas de cultivo, elaboración y formas de degustarlo, así como fomentar su consumo inteligente a través del desarrollo de actividades formativas y divulgativas, y la financiación de proyectos de investigación. Esta institución está patrocinada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y por las bodegas Codorniú, Julián Chivite, La Rioja Alta SA, Vinos de los Herederos del Marqués de Riscal, y Vega Sicilia.
Esta introducción es para contarles que fue esta fundación la que financió una investigación dirigida por María Rosa Guasch, otra vez una mujer, quien se dedicó durante tres años a estudiar residuos sólidos depositados en ocho de las veintiséis ánforas encontradas en la tumba de Tutankhamon, lo que le permitió afirmar que el joven faraón no sólo bebía vinos tintos, como se creía, sino que también disfrutaba de los blancos (los vinos consumidos por el soberano se elaboraban con técnicas muy parecidas a las que se emplean actualmente).
Como en otras civilizaciones antiguas, la importancia política, social y religiosa de los caldos está documentada en inscripciones, pinturas y representaciones iconográficas. Bebían vino los faraones, sus familiares, sus ministros, generales, sacerdotes, las clases acomodadas y también el pueblo, y su preferencia a la hora de la ingesta está muy por arriba de la que tenía la cerveza, cuyo costo era diez veces inferior. Como ocurrió en Europa muchos siglos después con los reyes y la iglesia, en Egipto los viñedos pertenecían, en su gran mayoría, al faraón y a los templos.
Al descubrir la tumba de Tutankhamon en 1922, Howard Carter encontró numerosas ánforas que ofrecían, a modo de primitiva etiqueta, información relativa al año de elaboración, zona de producción, propietario del viñedo, calidad y nombre del viticultor que había estado a cargo de la tarea, pero hasta ahora no se sabía si contenían vinos tintos o blancos, como tampoco si el Shedeh, una bebida muy apreciada a la que se hace referencia en diversos documentos, estaba elaborado en base a uvas o si se hacía a partir de frutos como la granada. Esta investigación revela que tenía como materia prima, ¡oh, sorpresa!, a la uva tinta.
Sabemos desde la primaria sobre la debilidad de la nobleza por decorar sus tumbas, lo que no nos dijeron es que algunas de sus escenas preferidas eran las que mostraban actividades relacionadas con la viticultura y la elaboración de vino, eso ha permitido conocer cómo se realizaba la cosecha y la vinificación, pero en ningún lado se hacía mención al color, y todo hacía suponer que se trataba de vino tinto porque no sólo se lo relacionaba con la sangre de Osiris, sino que la uva aparece siempre pintada de color oscuro, y los métodos utilizados hasta el momento para la identificación de los residuos no permitía conocer la verdadera tonalidad.
Fuente: Fundación para la Cultura del Vino
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