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domingo,
06 de
noviembre de
2005 |
Golosinas: emprendedores
piden pista en el mercado local
El mercado de las golosinas es acaparado por diez compañías, el primer puesto en manos de una empresa nacional y el resto extranjeras. Un poco más atrás pelean empresas familiares de larga trayectoria en el sector. En el último tiempo, además, surgieron emprendedores artesanales que buscan conseguir una tajada del mercado.
El sector muestra perspectivas de crecimiento tanto a nivel local como internacional. Se estima que este año la producción podría superar las 200 mil toneladas de 2004 y aumentaría un 15%. Los últimos números del sector arrojaron que durante el 2004 el sector golosinas exportó por un total de 397 millones de pesos siendo el 52,4% de las confituras de chocolates y un 47,6% de las confituras de azúcar.
Teniendo en cuenta este escenario, Rubén Mosciaro, asesor del Centro Integrador de Políticas de Estado (Cipe), realizó un estudio de la situación en Santa Fe y descubrió que existe una gran cantidad de nuevos emprendedores de base artesanal que cuentan con una variada gama de productos de calidad pero no logran comercializarlos, o enfrentan muchas dificultades al encarar esta etapa.
Entonces, Mosciaro armó un proyecto para abrir una distribuidora mayorista y minorista de golosinas para comercializar los productos artesanales de emprendedores locales. En este momento el empresario espera la habilitación municipal para poner en marcha la iniciativa pero como ya se contactó con más de 150 familias que se lanzaron a vivir de la glucosa y el azúcar charló con La Capital sobre las características de la propuesta.
Algunos de los productos locales son chupetines "Trompito", gallinitas con licor "Popy", alfajores "El Rinconcito" y alfajores santafesinos y chupetines "El Pop".
"Muchas veces escuchamos que Argentina debe producir con valor agregado, investigando sobre golosinas vimos que se trata de un sector con mucho potencial, sustentable y con posibilidad de penetración en el mercado nacional e internacional", indicó Mosciaro.
En rigor, explicó que existe un amplio abanico de microemprendedores artesanales que "van al fracaso porque les falta la etapa de comercialización". En suma, "lo que debía ser una salida para la gente se transforma en una mala experiencia".
En ese sentido, mencionó que Cipe está trabajando con 50 microemprendedores golosineros del barrio La Cava de San Isidro, Buenos Aires, para lograr comercializar los productos artesanales. En esta experiencia participan la Universidad de Morón, Seguridad Social de la Nación y el centro comunitario y la escuela de la zona.
Por otra parte, Mosciaro sostiene que el gobierno nacional debería apoyar al sector al igual que lo hace con los conejos -citó a modo de ejemplo- para que los microemprendedores puedan tener escala y remarcó que la producción de golosinas asegura la creación de nuevos empleos.
Respecto a su proyecto de instalar una distribuidora aseguró que "se genera una nueva modalidad de red social mediante la confluencia de muchos microemprendedores que tendrán la oportunidad de lanzar sus productos al mercado".
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