Los tiempos de la reforma europea

Daniel Busto

"El hombre sólo domina los acontecimientos si ha sido capaz de preverlos", solía parafrasear Ronald Reagan en los 80. Hoy el premier británico Tony Blair sabe que para sacar adelante la idea de aplicar su tercera vía proclive al libre mercado en la economía de la Comunidad Europea, necesita apoyos y fundamentalmente la eliminación de las reticencias hacia la política agrícola.

En este instante, la prioridad de Blair es más política que de presupuestos. La cumbre informal de Hampton Court (Londres) fue el primer paso para que la Unión Europea acerque posiciones.

Las urgencias internas le han impedido impulsar su modelo económico-social para la Europa del futuro, basada en incrementar las inversiones en industria, servicios e investigación para reactivar la alicaída economía por un lado y contener el costo de la transformación, a través de un fondo social.

Europa es menos competitiva que China e India y esta presidencia es efímera para resolverlo. China tenía la expectativa de reducir el crecimiento del PBI al 8% pero crece al 9,4% y lo más interesante del dato es que cuando se analizan los factores que la han hecho crecer, se descubre que por primera vez el consumo está superando a la inversión en activos fijos, esta economía esta empezando a madurar.

Las políticas macroeconómicas que se han implementado hace varios meses para tratar de enfriarla no están funcionando. El riesgo de descontrol puede hacer aflorar el descontento social. Pero el gobierno chino no es el único afligido. El mercado también ve con recelo a EEUU y sus déficits gemelos.

Si bien el "mago" Alan Greenspan tiene las riendas hasta el 1º de febrero y puede subir las tasas, su sustituto Ben Bernanke puede salirse del libreto cuando adquieran cierto vigor las presiones de segundo nivel que se están manifestando, es decir, el miedo al "medio punto". Allí se verá el fin de la liquidez y las burbujas de los países que destinan más del 50% al pago de la hipoteca.