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 viernes, 04 de noviembre de 2005  
Libby se declaró inocente en el caso de la agente secreta

Washington. - Casi una semana después de la acusación por el escándalo en torno a la CIA, el ex funcionario de alto rango del gobierno estadounidense Lewis Libby se declaró "no culpable" de todos los cargos que se le imputan. El ex jefe de gabinete y persona de confianza del vicepresidente Dick Cheney se presentó ayer por primera vez en Washington ante un tribunal federal.

Libby, de 55 años, es acusado de perjurio, falso testimonio y obstrucción de la justicia. El fiscal especial Patrick Fitzgerald lo acusa, entre otros cargos, de haber mentido bajo juramento en el escándalo en torno a la filtración del nombre de una agente secreta de la CIA.

En caso de ser hallado culpable de todos los cargos que se le imputan, Libby podría ser condenado hasta a 30 años de cárcel. Sin embargo, en vista de la inminente disputa en torno al acceso a muchos documentos secretos, el proceso amenaza con ser complicado y con alargarse durante meses. Según datos procedentes del círculo de la defensa, Libby esgrimirá "lagunas de memoria". Esto es, de acuerdo a expertos legales estadounidenses, una estrategia habitual en procesos por perjurio.

Libby fue durante años la mano derecha del vicepresidente Cheney, y desde su influyente puesto apoyó fervientemente la invasión a Irak. El escándalo llamado Ciagate se centra en la disputa entre la CIA y la Casa Blanca respecto a si el gobierno norteamericano distorsionó las informaciones de los servicios secretos para justificar la guerra en Irak.

Libby habría filtrado a la prensa el nombre de la agente secreta Valerie Plame, en lo que se supone una venganza por parte de la Casa Blanca tras declaraciones críticas del marido de la espía, el ex embajador Joseph Wilson. Wilson había acusado al gobierno de haber tergiversado datos sobre los intentos de Saddam Hussein de comprar uranio a Níger.
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