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 viernes, 04 de noviembre de 2005  
El director lanzó el libro de teatro "De Octubre a Brazo Largo"
Norman Briski: "La televisión es un medio muy potente, pero que irradia impotencia e inmoviliza"
El actor, que participa con regularidad en distintos envíos de la pantalla chica, reconoció la influencia que tiene el medio

Rodolfo Bella / La Capital

El actor, director y dramaturgo Norman Briski, que lanzó su libro "De Octubre a Brazo Largo", aseguró que planea regresar a la ciudad con su obra "Doble concierto", actualmente en cartel en su sala, Calibán, en Buenos Aires. En diálogo con Escenario, Briski explicó cuál es su relación con la televisión, que lo cuenta como colaborador regular aunque no permanente y reivindicó el teatro como un espacio de experimentación y cuestionamiento.

- ¿Se puede aprender de la experincia de los más jóvenes o lo toman siempre como maestro?

-En realidad, el teatro está vinculado a lo que se llama reaccionar. Es la realidad la que le da a uno el impulso. El que se desconecta de eso parece que se vuelve un actor caduco, que no tiene expresión porque nuestro trabajo está justamente en captar lo de afuera. Creo que lo importante es lo de afuera, mucho más que lo psicológico y lo antropológico, todas las disciplinas que tienen que ver con la división de la realidad. Lo cognitivo es lo lindo del teatro, lo que viene de afuera y uno hace su versión. Ya Meyerhold dijo que si el teatro no era subversivo no servía para nada.

-¿Por dónde pasa hoy la subversión en el teatro? ¿El público puede captar esa intención?

-Creo que sí, por eso está yendo al teatro y se acerca, porque sabe que es un lugar de experimentación, un lugar en el que no hay intereses económicos, donde hay vocación y hasta se puede decir abnegación; en Rosario hay 40 grupos, en Buenos Aires 200 y eso es un fenómeno único que se da en pocos lugares del mundo, donde la gente se reúne para hacer su obra sin otra expectativa que no lucrar.

-¿Cuál es la diferencia fundamental entre el teatro de experimentación y el teatro comercial?

-Pareciera que no tienen conexión alguna salvo el escenario y el juego en sí, pero el teatro comercial es un teatro muerto. Eso diría (Peter) Brook, donde hay cierto entretenimiento que sería la parte que todavía queda viva, pero que siempre transmite como si fuese un aviso de publicidad, que tiende a la risa no reproductiva.

-¿Cuál es su relación con la televisión, porque cada tanto es parte del medio como por ejemplo sus trabajos en "Botines", "Una familia especial" o "Mujeres asesinas"?

-No es muy buena... Simplemente es el lugar donde voy a hacer mi práctica como actor. Es el lugar donde voy a ganar unos mangos también y donde evidentemente hay alguna gente dentro de los canales que es más sensible que el resto. Por eso creo que la televisión está muy lejos de lo que probablemente podría ser, porque la televisión tiene enormes compromisos y los juegos de la competencia son falsos porque se está jugando desde intereses que no están vinculados a lo que le pasa a la gente.

-¿Cree en la categorización un poco simplificadora que dice que la televisión es sólo vacío o encuentra algún aporte estimulante?

-Los aportes estimulantes de la televisión son los que hay que adivinar, hay que traducir, hay que hacer lecturas, porque sin la televisión ni siquiera podríamos sacar las subjetividades que también están presentes y que todavía son difíciles de comunicar como no sea por estos medios tan potentes. La televisión es extremadamente potente e irradia impotencia porque inmoviliza mucho, pero si uno quiere saber, se va a tener que acercar a la televisión.

-¿La contradicción entre el teatro comercial y el teatro independiente se reitera entre una televisión comercial y una aparentemente inviable televisión cultural que cuente con el respaldo del Estado?

-Podría pasar, pero eso tiene que ver con qué clase de isla se crea dentro del sistema; sería esa posibilidad de crear un territorio liberado y producir un fenómeno posible de intentar. Ahora, yo no pondría más esfuerzos que intentarlo y mediría esa intención para no pasarme la vida creyendo que puede haber un canal nacional y popular impulsado desde el gobierno o el Estado. No apostaría más que la intención.

-¿Con Brazo Largo retoma los objetivos del grupo Octubre?

-En muchos aspectos sí, como que el teatro se convierta en asamblea; ir a los barrios y detectar la problemática y dramatizarla. Tal vez lo que cambió mucho es la formación: antes eran más militantes que actores y ahora es al revés.

-¿Cuál es la reacción de un actor joven cuando tiene que trabajar con consignas y en condiciones similares a las de los 60?

-No existe eso, porque parecería que fuésemos unos revisionistas que tomamos un texto que ya caducó. Por el contrario hoy la manera de trabajar nuestra tiene una enorme convocatoria y los jóvenes actores en términos de hacer esta experiencia solamente desde el punto de vista de formación, les parece extraordinaria.

-¿Siente nostalgia por la época de Octubre?

-Yo no estoy instalado en lo nostálgico, pero lo recuerdo con muchísimo amor. Muchas de mis ideas han ido modificando en el devenir de nuestro país. Sería algo así: no estoy haciendo este juego porque es un juego conocido; por el contrario, lo sigo haciendo porque siempre presenta nuevas alternativas. En general no juego a lo que conozco sino que me meto en la aventura.
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Mirta Bogdasarian y Norman Briski actúan en la obra "Doble concierto".

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