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jueves,
03 de
noviembre de
2005 |
Pagan más de 22 millones de dólares por un cuadro de Toulouse-Lautrec
Récord del artista francés
en las subastas de arte impresionista y moderno
de Nueva York
El cuadro “La lavandera” del pintor francés Henri Toulouse-Lautrec, que salió a la venta en un precio estimado entre 20 y 25 millones de dólares, se remató anteanoche en 22,4 millones de dólares, fijando un nuevo récord para el artista en el inicio de las sesiones de las subastas de arte impresionista y moderno en Nueva York.
La obra de Toulouse Lautrec, que retrata a la pelirroja Carmen Gaudin con largos vestidos, inclinada sobre una mesa y mirando por la ventana, es una de las primeras obras maestras del artista.
El segundo precio más alto de la subasta lo obtuvo el óleo “Ninfas”, del impresionista Claude Monet, vendido en 14 millones de dólares, seguida de una naturaleza muerta de Paul Cézanne en 10,3 millones de dólares, casi el triple de lo estimado, detallaron ayer los portales de los diarios españoles El País y El Mundo.
También se vendió “Le soleil rouge ronge l’araignée”, del español Joan Miró, de 1948, que alcanzó un precio de 7,7 millones de dólares. Christie’s comunicó que el resultado total de la subasta sumó 161 millones de dólares.
Durante dos semanas, como ya es habitual, Christie’s y Sotheby’s, continuarán subastando valiosos trabajos de arte impresionista y contemporáneo.
Al respecto, Christie’s adelantó que por la subasta de tres grandes colecciones privadas estadounidenses, con obras de Toulouse-Lautrec, Willem de Kooning, Mark Rothko y Roy Lichtenstein, facturará hasta 400 millones de dólares.
En cambio, Sotheby’s, aspira a facturar entre 200 y 300 millones de dólares con las obras de otra colección privada.
Toulouse Lautrec, pintor, grabador y dibujante, fue uno de los artistas que mejor representó la vida nocturna parisina de finales del siglo XIX. Nació en Albi el 24 de noviembre de 1864, en el seno de una de las familias aristocráticas más importantes de Francia. Siendo adolescente una enfermedad congénita, provocada por la falta de calcio, frenó el crecimiento de sus piernas, pero desarrolló un torso normal. Ese mal no le impidió llevar una agitada vida social y registrar en sus obras los coloridos y animados cabarets de Montmartre. Con su genio y locuacidad atrajo a un nutrido grupo de artistas e intelectuales. (Télam)
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