Bush agasajó a Carlos y Camilla

Con sonrisas y apretones de manos, el presidente George W. Bush y su esposa Laura recibieron ayer sin mayor pompa al príncipe Carlos y su esposa Camilla, que hicieron así una entrada discreta en la Casa Blanca. "Estoy aquí, vivo todavía", dijo Carlos secamente cuando un periodista británico le preguntó cómo le iba en su viaje oficial.

No hubo bandas militares ni vistosas ceremonias. Sólo el presidente y la primera dama esperaban a la entrada de la Casa Blanca cuando una limusina llegó al pórtico sur de la mansión y de ella descendieron el príncipe y la duquesa de Cornualles.

Carlos fue el primero en salir del vehículo y en estrechar la mano a Bush. Camilla salió por el otro lado del automóvil, dio la vuelta por detrás del auto y estrechó la mano a la primera dama. No hubo besos ni abrazos. Tras posar para los fotógrafos, el cuarteto entró en la Casa Blanca y almorzaron un menú a base de sopa, pescado, vegetales, ensalada y un postre de manzana.

Entre los invitados al almuerzo, figuraban la madre del presidente, Barbara Bush, su hermana Doro y el esposo de ésta, Robert Koch, así como el hermano del presidente, Marvin, y su esposa Margaret.

La principal actividad del día, sin embargo, fue una cena de gala a la que concurrieron representantes del mundo político, académico y comercial de la capital.

A la pregunta de si el presidente se proponía hablar sobre los cambios climáticos, el vocero de la Casa Blanca Scott McClellan dijo que el presidente esperaba "con interés la visita", y que hablaría acerca "de cualquier tema que el príncipe Carlos desee mencionar".

Las reacciones de la prensa estadounidense ante la visita real británica fueron decepcionantes ayer. El "Daily News" de Nueva York sentenció: "Es un pálido reflejo del glamour de 1985, cuando la princesa Diana bailó con John Travolta en la Casa Blanca". En las noticias locales, la visita se anunció en principio sólo entre las indicaciones referidas al tránsito: cuidado, peligro de atasco. (DPA y AP)