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 miércoles, 07 de septiembre de 2005  
Olmos tuvo que poner en circulación a otro Newell's
No esperó a algunos jugadores que no están bien y les dio chances a otros

A poco de andar, Juvenal Olmos se dio de bruces con la realidad. Pese a que en Puerto Iguazú, cuando daba sus primeros pasos, los refuerzos no le llegaban con la rapidez pretendida, veía que tenía dónde apoyarse. Intuía una base respetable con la que empezar el camino. Sin embargo, más temprano que tarde comprendió que no fue tan así y no dudó en meter mano. No le tembló el pulso ni para sacar a jugadores intocables y parece decidido a encarar las cosas con aquellos que, a su criterio, entienden qué requiere el momento, aunque algunos tengan poco rodaje en primera.

Por eso aparecieron Garay y Formica, por eso volvió a la cancha el muy buen proyecto que es el pibe Ansaldi. Por eso fue al banco Rivera y por eso hace banco Manso. Por eso no está Belluschi y quedó al margen Giménez. Por eso no hay lamentos por el nuevo desaire de Ortega y por eso Penta iba a tener su oportunidad.

Olmos dejó de respaldarse en los nombres para hacerlo en los que le ponen el pecho a las balas, como dijo. Asumió la responsabilidad sin mandar al frente a nadie pero dejando clarito el mensaje. Se equivocó varias veces con declaraciones fuera de tiempo, por no conocer el paño o por apresuramiento, pero no cargó la mochila en otros, como cuando prefirió que todo el mundo le reproche el cambio de Scocco en el clásico antes de develar lo que ocurrió puertas adentro, que lo hubiera justificado plenamente.

Por eso, el lunes del clásico y ayer viró el rumbo. Parece que hasta dejó de lado los cambios constantes de dibujo táctico, que entendió que eso le sumaba confusión a un plantel que encima también tiene su cabeza en las cuestiones económicas que lo aquejan.

No fue la panacea ni mucho menos. A Newell's le costó horrores tener juego asociado ante un compacto rival como Banfield, pero le sobró actitud para torcer esa adversidad -sobre todo en el segundo tiempo- y a punto estuvo de llevarse el resultado que le hubiera significado un espaldarazo necesario.

Olmos sabe más que nadie que no encontró el equipo, pero no esperó a que todo se cayera por propio peso. Dio señales ante Central, las ratificó ayer y con eso aspira a enderezar el rumbo antes de que sea tarde. Entendió que si no se puede avanzar por el camino previsto, hay que hacerlo por los que no figuraban en el mapa.
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Olmos le dio pista a jugadores que no eran opciones al principio.

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