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 sábado, 20 de agosto de 2005  
Un golpe muy dulce. Un grupo de siete hampones redujo al dueño y a los empleados de un galpón ubicado en San Nicolás al 900
Copan distribuidora de golosinas y se llevan 60 mil pesos y una moto
Ocurrió el jueves, cuando la ciudad empezaba a quedar desierta para ver el clásico entre Newell's y Central

Ariel Etcheverry / La Capital

La actividad en la distribuidora de golosinas de San Nicolás 951 estaba a punto de finalizar. Faltaba poco más de una hora para que la ciudad quedara desierta por el clásico Newell's-Central del jueves a la noche, custodiado por más de un millar de policías. El personal y el dueño del comercio se encontraban reunidos en el galpón ultimando detalles para una nueva jornada y de pronto aparecieron dos hombres en bicicletas que ingresaron como si nada. De pronto desenfundaron sus armas y comenzaron a repartir golpes. Así comenzó un atraco en pleno barrio Echesortu perpetrado por un dúo al que enseguida se sumaron otros cinco hampones, todos empuñando pistolas y revólveres. Todo ocurrió en 20 minutos y la banda huyó del lugar llevándose 60 mil pesos entre efectivo y cheques y la moto de una empleada. Detrás de ellos dejaron a dos de sus víctimas con heridas cortantes producidas por culatazos.

El golpe se inició a las 19.45. Aníbal González, de 34 años, es el dueño de la abastecedora de productos Arcor ubicada en San Nicolás entre Rioja y San Luis. Instantes previos a la primera irrupción de los ladrones, el comerciante y sus empleados realizaban las últimas tareas del día. El inmueble posee dos entradas: una para clientes en general y otra para el movimiento de camiones. La primera sólo puede abrirse desde la calle mediante un portero eléctrico. El portón, en cambio, permanece cerrado y sólo es abierto cuando llega o sale algún utilitario.

"Justamente el portón estaba abierto porque esta gente ya estaba terminando su trabajo y algunos rodados estaban siendo acomodados", comentó una fuente policial. Fue por ese portón por donde aparecieron los dos primeros delincuentes. En principio, según declararon las víctimas, llegaron montados en bicicletas y atravesaron el portón sin pedir permiso. Pero de inmediato desenfundaron armas de fuego.

Detrás de los recién llegados, irrumpieron a pie cinco delincuentes más, todos con sus caras descubiertas. "Controlaron a diez o doce personas. No tuvieron problemas porque todo el personal estaba reunido en el galpón. Eso les facilitó las cosas", comentó un vocero de la seccional 6ª, que actúa por razones de jurisdicción.

Las víctimas fueron obligadas a tirarse al piso y allí, con la ayuda de alambres, los delincuentes les ataron las manos. Después, dos de los asaltantes llevaron a González hasta las oficinas ubicadas en la planta alta del local y le pidieron que entregara todo el dinero. Las fuentes consultadas ayer indicaron que allí había cerca de 60 mil pesos entre dinero en efectivo y cheques. "Es evidente que conocían la existencia de ese botín, porque al dueño lo agarraron y lo llevaron directamente hacia el lugar donde estaba guardado", sostuvo un investigador.


Los empleados no se salvaron
A todo esto, el resto de la banda que vigilaba a las demás víctimas comenzaba la sustracción de pertenencias diversas como teléfonos celulares, billeteras, relojes y hasta alguna que otra prenda de vestir. El golpe se completó cuando la gavilla no tuvo inconvenientes en agregar al abultado botín una moto Honda Guerrero Magic propiedad de una de las empleadas. "Después hicieron algo que llamó la atención. Le quitaron la llave del auto a otro de los muchachos, pero no se lo llevaron", agregó el portavoz.

La retirada de los delincuentes se concretó en absoluta calma, con todas las víctimas maniatadas y tiradas en el piso. De acuerdo a fuentes de la investigación, el grupo abordó un Ford Falcon color verde del cual se desconocían otros datos.

El episodio es investigado por la seccional 6ª y la Agrupación Unidades Especiales de la UR II. Los detectives trataban de rastrear el vehículo sindicado por algunos testigos y también en la confección de los fotofit con los datos que aportaron las víctimas. "A pesar de que eran unas 10 ó 12 personas, no todas pudieron ver con claridad porque sucedió muy rápido. Tal vez hayan visto a los dos que ingresaron primero, pero no al resto", concluyó la fuente.
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Los ladrones ingresaron por el portón del comercio.

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