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sábado,
20 de
agosto de
2005 |
Lucha contra la
discriminación
Remontándonos en la historia podemos observar cómo casi permanente y constantemente las personas con discapacidad han sido y siguen siendo discriminadas. Los romanos condenaban a muerte a los bebés que nacían con malformaciones. El mismo Hitler condenó a la cámara de gas a un millón de personas con discapacidad en pro del logro de una etnia limpia. Hoy en día, aunque más humanitaria, la discriminación también está presente a diario: muchas escuelas no están preparadas para contener a una persona con discapacidad, muchos edificios son arquitectónicamente inaccesibles, falta trabajo digno para personas con discapacidades y el sistema de salud reniega permanentemente de lo establecido en la ley nacional 24.901. En la ciudad no hay rampas en las esquinas y el estado de las veredas es lamentable. La ausencia de un transporte público que permita su utilización a una persona que se desplace en silla de ruedas es otra forma de discriminación. Ha quedado demostrado que la incorporación de las 10 unidades adaptadas que llegaron a la línea 122 solamente sirven donde hay vereda con cordón, por lo que media ciudad está al margen de este servicio. Ausencia de locales accesibles, sanitarios acordes, cabinas telefónicas preparadas para ingresar con nuestras sillas de ruedas, entre tantas más. Hace una semana atrás fui invitado por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario a participar de la presentación del conjunto de rock Los Gatos Salvajes. Se me prometió información sobre cómo y por dónde acceder al lugar utilizando sillas de ruedas (detrás de canal 5). Lamentablemente la señorita Carolina Garralda postergó las ilusiones de un grupo de personas que se ven impedidas de hacer uso de sus piernas para movilizarse. Tal vez no haya tomado aún real dimensión de los efectos que su actitud discriminatoria logran en otra persona. Solicito que al menos hoy, 20 de agosto, en que se conmemora el Día Municipal de Lucha contra la Discriminación, establecido por ordenanza 6.972 del 27 de abril de 2000, todos nos detengamos un ratito a pensar en nuestros semejantes. Posiblemente sirva para que seamos más humanos.
Mario Buss, DNI 11.939.019
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