Atletismo: La rusa Isinbayeva cada vez más cerca del cielo

En salto con garrocha batió su propio récord y logró el oro en el Mundial

La rusa Yelena Isinbayeva está desde ayer un centímetro más cerca del cielo y más lejos del resto de los mortales, después de conquistar el oro en el Mundial de Helsinki y dejar su propio récord planetario en 5,01 metros.

"Es la mayor estrella del atletismo en la actualidad. Es joven, sigue mejorando y puede traer mucho éxito al atletismo. De alguna manera es un genio", aseguró el mito viviente de salto con garrocha Sergei Bubka, seis veces campeón mundial entre Helsinki 83 y Atenas 97.

"Helsinki era mi principal competición este año y mi entrenamiento estaba pensado para ganar aquí. Ser campeona mundial no era un sueño, era un objetivo", afirmó la rusa.

Que la rusa compite contra sí misma quedó claro ayer en la capital de Finlandia. Cuando su última rival se quedó fuera de la competición, Isinbayeva no movió un sólo músculo. Aquello era lo normal. De hecho, ni siquiera vio cómo la polaca Monika Pyrek falló. Lo suyo era el récord.

Fue la decimoctava marca mundial para la atleta de 23 años, una cuenta que la rusa lleva a la perfección porque pretende superar al propio Bubka, que estableció 36 plusmarcas.

Isinbayeva realizó una competencia, como es habitual, por su cuenta. Mientras sus rivales batallaban sucesivamente con 4,00 metros, 4,20 y 4,35, la rusa empezó en 4,50. Lo limpió a la primera, igual que el 4,60 y 4,70.

Esa última altura le bastó para ser campeona del mundo, porque la única rival que quedaba, la polaca Monika Pyrek, no la superó en sus dos primeros intentos, y tampoco el que se guardó para 4,75.

Pyrek se adjudicó la plata y la checa Pavla Hamackova fue bronce con 4,50.

Con el título que no pudo conseguir en París 2003 (fue tercera) en el bolsillo, Isinbayeva situó la barra en 5,01 metros, para intentar batir el récord que ella misma estableció en Londres el 22 de julio.

En el primer intento entró con demasiado ímpetu y se tiró la barra. Pero en el segundo realizó todos los movimientos a la perfección y superó la altura con aparente facilidad.

Le otorgó además el mayor margen de victoria en la historia de la garrocha, 51 centímetros. El anterior se remonta a la final de garrocha masculina en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920, cuando el sudafricano Frank Foss ganó con 4,09 y el danés Henry Petersen fue segundo con 3,70.

"El récord del mundo parecía estar muy, muy alto. Fue realmente difícil", explicó la rusa, que sin embargo ya miró hacia su próxima plusmarca. "Estoy convencida de que saltaré los 5,02 todavía esta temporada".

De momento sigue en Helsinki. Cuando superó el récord, el segundo que se bate en el Mundial tras el de la rusa Olimpiada Ivanova en 20 kilómetros marcha, el público estalló de alegría, y ella también. Celebró con los brazos en alto y un agudo grito, su sello, y después se realizó las consabidas fotos con los números de su hazaña, que además le reportará 60.000 dólares por la victoria y 100.000 por el récord.

En las tribunas la estaba observando, como en sus últimos logros, Bubka, que no escatimó elogios para Isinbayeva.

Bubka aseguró que la técnica de la rusa es incluso mejor que la que él tenía cuando competía, y que desde luego es superior a la de la competición masculina. "No son tan buenos como ella", afirmó el ahora dirigente deportivo, cuyos récords mundiales siguen intocables y que aún posee las doce mejores marcas de todos los tiempos, entre 6,14 y 6,06 metros.

Es tal la admiración que Bubka siente por su amiga Isinbayeva que no se atreve a decir dónde estará el limite de la rusa. "Puede saltar muy alto, pero no sé cuánto", agregó con una sonrisa, al tiempo que animó a las competidoras a retarla: "Las demás necesitan aprender a saltar". (DPA)

Más cerca del cielo. La rusa marcó un nuevo récord mundial en salto con garrocha.