La suba del crudo le da una chance al biodiesel

La generación de biocombustibles volvió a prender fuerte como una oportunidad de negocios. "No debemos volver a perder el tren de la historia", reflexionó Claudio Molina, asesor de la Secretaría de Agricultura y del Consejo Federal de Inversiones (CFI) en materia energética ayer en el cierre del XIII Congreso de Aapresid, y recordó la experiencia trunca que en los años 80 vivió la Argentina con el proyecto de alcohonafta.

En los últimos días el petróleo volvió a la carrera de precios récords y el mundo tembló. Sucede que la principal fuente de energía se perfila cada vez más como un recurso escaso, más caro y las economías van sintiendo los cimbronazos de estos efectos.

Frente a ese escenario, donde la curva de precios FOB del diesel en Buenos Aires volvió a tocarse con la del precio FOB del aceite de soja, en valores cercanos a los 506 dólares (ya había ocurrido lo mismo en 2001 pero en 250 dólares) la alternativa de producir biocombustible en la Argentina empezó a mirarse como una alternativa rentable en el largo plazo.

El integrante del proyecto biodiesel de PSA Peugeot-Citröen de Francia, Gerard Belot, consideró "necesaria la reducción impositiva para darle impulso al biodiesel". En Francia, "la carga impositiva sobre el biodiesel es cinco veces menor que la del gasoil", explicó Belot. En la UE la producción de biodiesel está realizando en base a colza y girasol.

Por otra parte, la flota de automóviles de la compañía automotriz en Francia funciona con una mezcla de 30% de biodiesel con diesel. Lo que se busca en los países desarrollados es atenuar la emisión de gases contaminantes en el marco del cumplimiento del Protocolo de Kyoto.

En Brasil existe una experiencia exitosa en el uso de biocombustibles. En este caso se trata del etanol, producido en base a la caña de azúcar, seguido por EEUU que lo elabora en base a maíz. En territorio brasileño la automotriz tiene adaptados sus autos para utilizar 100% biocombustible.

En la Argentina, los manuales de uso de la automotriz alemana Volkswagen, prevén el uso de biocombustibles a un corte del 5%, sin necesidad de modificar la mecánica del auto.

La nueva ley que cuenta con media sanción en el Congreso prevé un beneficio fiscal de 0,79 peso por litro. Con esta reducción y teniendo en cuenta que el corte con el diesel es sólo del 5%, la diferencia de precios se licúa y se acerca más a los estándares del gasoil que hoy se paga en el país.