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 sábado, 30 de julio de 2005  
Las tropas británicas se repliegan del Ulster

Dublín. - Gran Bretaña inició ayer la demolición de sus torres de vigilancia en Irlanda del Norte, símbolo de su presencia militar, tras la promesa del Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés) de terminar su lucha armada, reviviendo los esfuerzos de paz. La retirada es parte de los compromisos de Gran Bretaña e Irlanda de completar promesas pendientes por el fracaso en el desarme del IRA en el pasado y como parte de un acuerdo político que restauraría el suspendido gobierno regional.

El desmantelamiento de ocho torres en colinas a lo largo de la frontera con Irlanda es una de las acciones más demandadas por los nacionalistas irlandeses para normalizar la vida en la provincia, que emerge despacio de 30 años de conflictos que dejaron 3.600 muertos. "A la luz del desarrollo de los hechos del jueves, el jefe de guardia y yo hemos decidido una reducción en el perfil de la seguridad", dijo el comandante general, Reddy Watt.

La decisión pone presión al IRA para cumplir su parte del acuerdo de deponer el enorme arsenal de armas y explosivos que respaldaron su lucha por la unidad de Irlanda hasta el cese del fuego de 1997. No se ha dado un calendario, pero el Irish Times citó a fuentes del gobierno diciendo que Dublín espera que todo el arsenal, el cual han dicho fue centralizado en un depósito, fuera destruido hacia fines de agosto. El periódico dijo que había "fuertes señales" de que la primera acción podría ocurrir en los próximos días.


Resquemores
También el ejército se dispone a cerrar un cuartel en la población de Forkhill, fronteriza entre ambas Irlandas, y una torre de vigilancia desde la cual se domina Newtownhamilton, la única población en Armagh del sur con una importante presencia de la minoría protestante. Las autoridades británicas dijeron que habrá más cierres de bases y de torres de vigilancia en las próximas semanas.

Los protestantes se quejaron de que Gran Bretaña estaba actuando con demasiada rapidez en respuesta las promesas del IRA. Señalaron que Armagh del sur continúa siendo un santuario de contrabandistas que operan a través de la frontera, y de disidentes del IRA, y que la policía todavía necesita refuerzos militares para patrullar el área.

Conscientes de las promesas rotas previas del IRA, los políticos dicen que el grupo ilegal ahora debe respaldar sus palabras con acciones. Pero, las responsabilidades no son todas suyas. Sin embargo, comprobar que las acciones del IRA son tan buenas como sus palabras sigue siendo el mayor desafío, y la restauración de un gobierno local -que ha estado suspendida durante los últimos tres años- llevará tiempo.

"Juzgaremos la bondad del IRA durante los próximos meses y años basándonos en su comportamiento y actividad", dijo el clérigo Ian Paisley, líder del principal partido protestante de la provincia, el Partido Unionista Democrático (PUD) pro británico.

El PUD, que no firmó los Acuerdos de Viernes Santo que ayudaron a cimentar la paz en la provincia, se negó a sentarse en el gobierno con sus oponentes católicos del Sinn Fein hasta que el IRA probara que había depuesto todas sus armas para siempre. Pero el presidente del Sinn Fein, aliado político del IRA, Gerry Adams, estaba esperanzado en que se podrá lograr un progreso político.
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