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sábado,
30 de
julio de
2005 |
Yo opino
El verdadero éxito
Javier Corti (*)
¿En qué consisten las olimpíadas? Parece una pregunta muy general, ya que las hay de matemática, informática, física, y muchas más. Sin embargo, se puede encontrar el mismo "espíritu olímpico" en cada una de ellas, que es básicamente: aprender y descubrir cosas nuevas sobre lo que a uno le gusta y relacionarse con gente que tiene esos mismos intereses. Es decir, no sólo ofrecen la oportunidad de explorar y desarrollar tus aptitudes sino también de hacerte muchas amistades que perduran más allá de la olimpíada en sí.
Estas grandes oportunidades están abiertas a todo el mundo y no a un grupo de "genios" como se suele creer, ya que todo comienza con la creatividad más que con la inteligencia. A la creatividad se la puede pensar como el "jugar" de la mente, ya sea con colores, sonidos, o soluciones a una situación. A mí, por ejemplo me gusta la parte creativa de resolver problemas tanto como la de la música. Por eso hay gente que puede pasar muchas horas divirtiéndose pensando y razonando un problema y otra que lo considere una tortura ya que tiene otros gustos. Todo tiene que ver con lo que a uno le apasione hacer, y las olimpíadas ayudan a descubrir eso y dan herramientas para que lo hagas y así poder proyectarte hacia el futuro.
Las olimpíadas generan un espacio, fuera de las clases formales de la escuela, para que en conjunto, los participantes reflexionen y discutan lo pensado. En este espacio cada uno descubre, entre otras cosas, sus éxitos, la valoración que hacen los otros de sus ideas, y la fuerza de los propios argumentos.
De esta manera las olimpíadas tienen la singularidad de combinar la competencia directa y permanente con un gran compañerismo y, con frecuencia, grandes amistades, incluso a través de distancias geográficas. Los problemas además de presentar un desafío para superarte permiten ir afianzando lazos humanos. Por eso, más allá de los resultados, esta combinación de participar, superarse y hacerse amigos es el verdadero éxito de un olímpico.
Una idea errónea es que se piensa que se debe aprender mucha teoría y fórmulas complicadas de memoria para participar. En realidad, es todo lo contrario. Los problemas buscan que los razones y los conquistes mediante el ingenio y la simplicidad. Esto es lo que me atrae tanto a resolver problemas de matemática o de informática.
De todos modos no basta con lo mucho que a uno le guste. Competir tanto a nivel nacional como internacional demanda esfuerzo y dedicación.
Afortunadamente se aprende gracias a los ex olímpicos que brindan material, comparten sus conocimientos y experiencia, y también a profesores que entrenan, apoyan la actividad olímpica y entienden que ésta demanda gran tiempo. Aunque también a pesar de algunos otros, que no comprenden que al participar de un entrenamiento previo a una olimpíada importante no se puede asistir a clases y a veces cumplir con trabajos prácticos en el tiempo pedido.
El sistema educativo no parece preparado para contemplar la diversidad, sino más bien enseñar a la mayoría y por eso en algunos casos no se aprecian las actividades extracurriculares. Por eso más que felicitaciones, los olímpicos apreciamos actitudes hacia nuestra actividad.
Para finalizar me gustaría contar una experiencia: Hace unos meses me encontraba navegando en la página oficial de la olimpíada mundial de informática de este año y abrí un poster que decía: "The brains of the world...They're coming...Soon" (Los cerebros del mundo están llegando pronto) y empecé a reír preguntándome quiénes irían a esa internacional, y yo no figurando (ni cerca) entre ellos. Al final (¡por suerte!) estaba equivocado.Lo que trato de decir es que cualquiera que le interese debería participar y que algunas cosas parecen más distantes de lo que realmente están.
(*) Tiene 16 años y es de Alcorta (Santa Fe)
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