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sábado,
30 de
julio de
2005 |
Mujer y
política
A propósito de la carta publicada el 21 de julio en esta sección, referida al no respeto de la ubicación de una mujer en el segundo pueto en la lista de candidatos a diputados de la Unión Cívica Radical, quiero expresar mi apoyo a la lectora de La Capital, por las siguientes razones. Años atrás realicé una investigación en el ámbito de la Facultad de Derecho sobre la mujer y su inserción en el ámbito de la política, desde la organización nacional hasta aproximadamente el 2002. No podría exponer todo por razones obvias de espacio, pero ¿corolario?, casi todas fueron condenadas a un segundo plano, generalmente fueron mujeres valientes, con ideales claros a la hora de las decisiones. Su común denominador indicaba un amplio conocimiento de la realidad, siendo grandes estrategas, debiendo sortear todos los inconvenientes por el solo hecho de ser mujeres, ya que la política era reservada sólo a los hombres, un prejuicio advertido por las generaciones que en adelante se sucedieron y que dieron origen a la lucha por la igualdad de oportunidades. A raíz de ello se necesitó implementar medidas de acción positiva, desde el acceso al voto hasta ocupar cargos políticos, como una forma de cambiar las posturas machistas que se suscitaban desde entonces y en la actualidad pareciera que también. Ahora, yo me pregunto, si existe una carta orgánica del partido radical que establece que el segundo puesto lo debe ocupar el sexo femenino, ¿cuál era el problema en debate? ¿O no es que los radicales deben despertar, como dice la campaña actual? Entonces despierten, que el costo es alto para una sociedad que espera respuestas. Respeten, cedan ante los cambios, transformen, actúen, den el ejemplo, estamos en 2005, hay estereotipos culturales que no merecen debate alguno, sólo necesitan superación, pero no sólo de palabras, sino con hechos realmente concretos.
Rossana Rivadera
DNI 14.730.498
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