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sábado,
30 de
julio de
2005 |
¿Cómo se puede
vivir sin escribir?
Las personas necesitan desarrollar una serie de acciones vitales, algunas imprescindibles, otras muy importantes y las complementarias. Así, con su accionar material y espiritual determinan su actitud frente a la vida. Mantener el cuerpo en actividad para disfrutar y compartir la vida en sociedad pareciera suficiente. Siempre pensé que trabajar, ejercer mi profesión responsablemente, cuidar de mi familia y cumplir con mis deberes ciudadanos era todo. Hasta que hace tres años empecé a escribir. Escribir, simplemente escribir, es cosa fácil y podemos manejarlo a gusto y placer. Pero sentirse "escritor" cambia todo el panorama personal. Se corporiza el libro, que hasta entonces no existía, surgen ideas, pensamientos, apuntes, elementos que se convierten en un fuerte estímulo. Y ese inicio es el primer paso de lo que, a poco de andar, se convierte en febril deseo de publicar, de escribir sin descanso hasta sentir que de otro modo no se puede vivir. Quiero decir que la fiebre del escritor se siente en cualquier momento de la vida y sólo se apaga cuando el escritor ya no está. La vida del escritor puede extinguirse pero su obra, el resultado de su esfuerzo, las ideas volcadas febrilmente al papel, esos títulos, párrafos y contenidos imaginados desde la nada pasarán a otras manos, serán leídas por otros ojos, se instalarán en otro corazón. Escribir es una excelente opción para darles vida a los años, para brindar lo mejor de uno, para alejarse de la muerte. Escribir es una acción de alto valor espiritual. Por eso me pregunto, ¿cómo se puede vivir sin escribir?
Doctor Juan B. Tealdi
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