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miércoles,
20 de
julio de
2005 |
Cuando un
amigo se va
Tuve que esperar muchas décadas para saber qué es un amigo porque compartí la amistad de uno que ya no está. Para analizar lo que pasó en todos estos años, para comprenderlo, me remonto a nuestra niñez, cuando compartíamos los juegos -aquellos que eran de a dos siempre nos encontraban juntos-, cuando si perdíamos no nos reprochábamos nada y si ganábamos el triunfo era compartido. Seguimos creciendo y con los años nuestra relación no cambió. Cuando joven sufrí una enfermedad que me dejó al borde de la muerte y él se la pasó a mi lado. Al reponerme, supe de su dolor y nuestra amistad se afianzó; nunca discutimos porque siempre razonábamos y al final llegaba el entendimiento. Compartí su casamiento -como él el mío- y la alegría de nuestros hijos. Luego, por cuestiones de distancia no nos vimos tan asiduamente pero encontrábamos la forma de recordarnos a través de mensajes. Hoy, en el ocaso de mi vida, él ya no está y entonces le doy gracias a Dios que se haya ido primero porque no hubiese querido que él sufriera como yo sufro ahora esta ausencia. Tuve que esperar todo este tiempo para comprender qué es realmente un amigo.
Eduardo Ratti
DNI 5.971.545
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