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 miércoles, 15 de junio de 2005  
"Sobre los atentados a la Amia y la embajada veo voluntad de avanzar de parte del gobierno"
El embajador de Israel, Rafael Eldad, es un sobreviviente del ataque terrorista de 1992

El diplomático israelí Rafael Eldad está ligado a la Argentina por dos motivos. Actualmente es el embajador de Israel en el país. Y en 1992 era consejero en la vieja embajada de calle Arroyo. El día que el edificio fue volado por el primer atentado terrorista de los dos que sufrió el país, el 17 de marzo de 1992, Eldad se salvó: estaba asistiendo a una conferencia en la Amia, que sería destruida dos años más tarde. Como todos los embajadores israelíes desde entonces, Eldad tiene como punto número uno de su agenda seguir de cerca la investigación de esos atentados terroristas, los peores que sufrió Argentina en su historia y todavía irresueltos y sin culpables entre rejas. Eldad visitó Rosario la semana pasada.

-¿Cómo ve los casos Amia y embajada hoy? Usted habló con optimismo en marzo pasado sobre el nuevo equipo que trabaja en la investigación.

-Mire, a medida que pasa el tiempo por supuesto que uno puede pensar que bajan las posibilidades de esclarecimiento y castigo. Pero hay que destacar dos cosas: que se debe continuar con todos los esfuerzos posibles para hacer justicia en estos dos casos tan terribles, y, como he dicho y sigo diciendo, que veo de parte del gobierno voluntad y gestos para seguir adelante y redoblar esfuerzos, y espero que esto traiga resultados. Ojalá esto ocurra lo más pronto posible, pero aún mas allá de los resultados es muy importante este mensaje de seguir investigando con fuerza. Es un mensaje a la ciudadanía, pero también a los terroristas: que deben temer, deben esconderse de la persecución de la Justicia, y eso es parte del castigo. Porque si se deja de investigar, no sólo el crimen queda impune, sino que los terroristas pueden pasear tranquilos por las calles, y eso hay que prevenirlo. De nuevo: creo que se están haciendo esfuerzos genuinos, sinceros, que ojalá puedan traer resultados los más pronto posible. No hay que levantar los brazos, para mandar este mensaje tajante a los terroristas, de que no hay ni habrá impunidad en estos casos.

-En Argentina hay una preocupación muy fuerte por los atentados, pero centrada en la fase local de la trama y sin sentir que el país fue agredido desde el exterior. Hay exigencia de justicia, pero interna.

-No, creo que la sociedad argentina en su conjunto siente los atentados como directos, contra sí misma, que fueron perpetrados en Argentina contra ciudadanos e instituciones argentinos, aún en el caso de la embajada, porque la mayoría de las víctimas allí fueron argentinas. Creo que la ciudadanía y las autoridades lo ven como un golpe directo a la Argentina misma. Y sabemos muy bien que la fase internacional, de Irán-Hezbolá, es muy conocida.

-Pero nunca se vieron manifestaciones de repudio frente a la embajada de Irán, por ejemplo.

-Bueno, sí, a lo mejor hay que demostrar mejor a Irán este rechazo a su participación. No lo niego, pero en general creo, según lo que he hablado, tanto con autoridades como con la ciudadanía, todos ven estos atentados como un golpe directo a la Argentina.

-Usted es un sobreviviente del primer atentado. ¿Puede relatar nuevamente cómo fue aquel día?

-Yo estaba asignado a la embajada. Pero, por suerte mía, no estaba allí en ese momento, sino en una conferencia en la Amia -que dos años y medio después sufrió el segundo atentado- en una reunión con dirigentes de la comunidad en la que se hablaba sobre el proceso de paz que se había iniciado en Madrid en octubre de 1991, con un invitado que había llegado de Israel. Y al volver de ahí nos encontramos con esta terrible tragedia. Perdí amigos, conocidos, a mi secretaria, y a tantos otros. Para mí es un evento personal, que me marcó para toda mi mida. Lo veo como un tema que, como embajador, tengo que tratar, pero también lo veo como algo personal, que me afectó, y por eso siento tanto involucramiento.

Entrevista: Pablo Díaz de Brito
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