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miércoles,
15 de
junio de
2005 |
Un legislador republicano mostró el menú que dan a los prisioneros
Un pollo al limón para justificar Guantánamo
Washington. - El presidente del comité de las fuerzas armadas de la Cámara de Representantes es un hombre al que le gusta presentar hechos. El lunes, el republicano Duncan Hunter apareció en el Congreso con un humeante pollo al limón, champiñones y arroz, menús del controvertido campo de prisioneros de Guantánamo. "Miren lo que damos de comer a los asesinos a costa de los contribuyentes norteamericanos", exclamó mientras saboreaba un suculento plato."No han comido mejor ni vivido más cómodamente en toda su vida", agregó el representante republicano por California.
Probablemente ni el propio Hunter se crea que con esta maniobra podrá acallar las voces críticas. Pero la Casa Blanca tampoco tiene prevista por ahora otra estrategia. Y eso que con las constantes revelaciones sobre humillaciones, maltratos y profanaciones del Corán crece la presión para resolver el problema. Según fuentes internas, pese a la tozuda defensa del campo de prisioneros que se presenta ante las acusaciones, entre bambalinas crece el temor por los daños de imagen que se están sufriendo.
Incluso el cerrado frente republicano, que defiende Guantánamo como un centro de detención necesario para los peores terroristas, empieza a resquebrajarse. "Se ha convertido en un símbolo negativo y en algún momento habrá que hacer el cálculo de costos y beneficios", comentó el senador Mel Martinez la semana pasada. Fue el primer republicano en hacer este tipo de declaraciones. "¿Qué ganamos con esa instalación?", se preguntó.
Mas la línea oficial sigue siendo la rigurosa defensa de Guantánamo. El gobierno califica de casos aislados las informaciones sobre malos tratos, humillaciones o profanaciones del Corán. "La gente allí recibe un trato mucho mejor que el que cabría esperar de prácticamente cualquier otro gobierno del mundo", afirmó el vicepresidente estadounidense, Richard Cheney, el lunes . "No han comido mejor ni vivido más cómodamente en toda su vida", apostilló Duncan Hunter.
Cheney ni siquiera ve peligrar la fama de Estados Unidos. "¿Nos perjudica esto de cara a la opinión pública internacional?", se preguntó de manera retórica. "Sinceramente, no lo creo. De todos modos, aquellos que reclaman con urgencia el cierre de Guantánamo son los que de todos modos no están de acuerdo con nuestra política".
Pero demócratas como el ex presidente y premio Nobel de la Paz Jimmy Carter lo ven de una manera muy distinta. "Es algo de lo más vergonzoso para Estados Unidos, es un golpe a nuestro buen nombre", dice. "Guantánamo se ha convertido en el mayor instrumento de propaganda para el reclutamiento de terroristas", afirmó el congresista Joseph Biden.
Hasta los militares están preocupados
Incluso en círculos militares crece la preocupación por el buen nombre del país. "Tenemos un problema de imagen", admitió el comandante retirado Don Sheppard, quien dijo no tener en principio ningún problema con el campo de prisioneros en sí. "Deberíamos llamar a un informador independiente que analice todo el problema de los prisioneros y explique por qué hemos actuado como lo hemos hecho", opinó a la CNN.
El presidente, George W. Bush, se cubre entretanto las espaldas. Sin embargo, la semana pasada ya admitió que Washington está buscando alternativas. Respecto de la línea dura defendida por Cheney y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, el portavoz de Bush, Scott McClellan, hizo una importante aclaración: "Están diciendo: «por el momento»", subrayó, es decir, que "por el momento" no hay planes de cerrar Guantánamo. Pero ayer Rumsfeld volvió sobre el tema: en Guantánamo no están detenidos ladrones de autos, dijo, sino asesinos y terroristas.
En el comité de Justicia del Senado este miércoles comenzarán las audiencias sobre la situación legal de los prisioneros. El comité de Exteriores planea además este mes celebrar también audiencias sobre Guantánamo. (DPA)
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Duncan Hunter en acción. "Vean lo que damos de comer a estos asesinos".
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