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miércoles,
15 de
junio de
2005 |
Otra de
Pami
Tras realizar todos los trámites correspondientes, hace dos años y nueve meses que espero por un audífono. Un día recibí el aviso de entrega. Debía presentarme en un laboratorio auditivo. Allí, tras hacerme el molde del oído, me entregaron el aparato tan esperado. Pero el mismo no funcionaba bien, por lo que reclamé varias veces y me dijeron que al aparato lo proveía Pami. Ellos hacían el molde y lo entregaban. Reconocieron el mal funcionamiento por deficiencia en su fabricación. A tal efecto, me dieron una carta para que la entregara en Pami, calle San Lorenzo, dirigida a Mirta. En la misma están todos los datos correspondientes al audífono: marca, numeración y defectos. Y aconsejaba el cambio del aparato, por su alto costo de reparación. Esta persona luego de leerla me la entregó devuelta y me dijo qué tenía que hacer. Pedir turno al médico de cabecera, solicitarle una orden para hacerme los estudios (todos los que ya me había realizado) para entonces solicitar un nuevo audífono. Salí de allí, me senté en un banco de la plaza frente al Correo Central y me puse a pensar: estoy pisando los 83 años, gracias a Dios estoy lúcida y quizás sería mejor no escuchar nada, total para lo que se escucha. Pero no me quiero entregar, quiero luchar por lo que creo justo. ¿Por qué tanta burocracia? Yo no estoy pidiendo un audífono, estoy reclamando uno que funcione. La empresa que vendió éstos, que no andan por mala calidad, tiene que hacerse cargo. Solicito una respuesta.
LE 3.693.798
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