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miércoles,
15 de
junio de
2005 |
La tienda
del cielo
Mi hija, mirando la carpeta de mi nieto, con mucha sorpresa encontró esta carta: ¿"Qué compro?: hace mucho tiempo caminaba por el camino de la vida, encontré un letrero que decía La tienda del cielo. Me acerqué y la puerta se abrió lentamente, cuando me di cuenta ya estaba dentro y vi muchos ángeles. Estaban parados por todas partes. Uno de ellos me entregó una canasta y me dijo: «tómala, compra con cuidado. Todo lo que necesites está en esta tienda». Primero compré «paciencia». El «amor» estaba en la misma fila, más abajo había «comprensión», que se necesita por donde uno vaya. Compré dos cajas de «sabiduría» y dos bolsas de «fe». Me encantó el empaque del «perdón», y también lo compré. Me detuve a comprar «fuerza y coraje», para ayudarme en esta carrera que es la vida. Ya tenía lista la canasta cuando recordé que necesitaba «elogio y reconocimiento», que lo ofrecían gratis; entonces tomé bastante, para darme corte. Caminé hasta la caja, para pagar la cuenta. Pues creí que ya tenía todo lo que un ser necesita, pero cuando iba a llegar, vi «actitud y gratitud» y lo puse en mi canasta. Repleta, porque sabía que cuando saliera lo iba a usar. La «armonía y la felicidad» estaban en estantes pequeños, al lado de la caja; aproveché para tomarlas. La alegría colgaba del techo y arranqué una para mí y otra para ti. Llegué a la caja y pregunté: ¿cuánto debo? El me sonrió y me contestó: lleva tu canasta a dónde vayas. Sí, pero ¿cuánto debo?, volví a preguntar. Y otra vez me sonrió y me dijo: no te preocupes, Jesús pagó tu deuda hace mucho tiempo".
Nicolás Barrios, DNI 36.010.415
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