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domingo,
12 de
junio de
2005 |
Más denuncias contra una agencia de seguridad privada
Las presentó una vecina de Arroyito. Se agregan a las hechas dos años atrás por gente de Parquefield
Cansada de los abusos y las amenazas que viene sufriendo en los últimos años, hechos que fueron denunciados en diferentes juzgados de la ciudad, una vecina de Arroyito decidió dar a conocer públicamente la pesadilla que vive a manos de los dueños de la agencia de seguridad privada El Sol, propiedad de un comisario principal retirado de la policía santafesina y su esposa. La empresa ya había sido puesta bajo los ojos de la Justicia cuando, en 2002, sus empleados fueron denunciados por malos tratos y abusos en distintos hechos ocurridos en Parquefield, donde ejercen el control de las calles.
Norma R. vive en bulevar Avellaneda al 200 bis y su casa linda con la sede de la agencia de seguridad de la cual son dueños el ex comisario Alberto Matute Ceballos y su esposa, Adriana Beatriz Morales. Según denunció la mujer en el juzgado Correccional número 2 el 6 de marzo de 2003, los titulares de la empresa "la molestan en forma permanente arrojando basura y piedras al pasillo de su casa además de insultarla y amenazarla de muerte" en forma constante. Asimismo, comentó que Ceballos hace gala de su condición de policía "para amedrentarla" tanto a ella como a su hija.
Una presentación similar a la anterior, la vecina realizó en abril de 2004 ante la Dirección de Asuntos Internos de la policía provincial. En esa oportunidad, la mujer comentó que además de las amenazas verbales se sumó la invasión de su propiedad por parte de Adriana Morales, quien tras discutir con ella en la puerta de la casa "le dio un empellón al a puerta y se introdujo al domicilio sin permiso alguno a la vez que profería gritos de que la iba a matar".
El 17 de diciembre de 2004, según consta en otra denuncia hecha en la justicia Correccional, Norma R. dijo que Morales no sólo ingresó a su casa violentamente sino que también la "tomó del cuello" y le dijo que "la iba a matar". Y que antes de retirarse le robó un grabador con el cual ella intentó registrar parte de las amenazas que recibió. La última presentación de la mujer está fechada el 11 de abril de 2005, contiene argumentos similares a los anteriores y fue realizada ante el fiscal Norberto Picca.
En todas las denuncias la vecina siempre dejó sentado que, a su entender, "el objetivo de los dueños de la agencia de seguridad El Sol son cansarme para que me vaya de la casa y luego gestionar la compra de la misma", por lo que no sólo teme por su futuro en el barrio sino también por su vida.
En diálogo con La Capital, la mujer comentó que por ser el local contiguo a su casa sede de una agencia de vigilancia, allí "se ven permanentes movimientos de armas cortas y largas" y el entrar y salir de "gente armada", lo que no hace más que profundizar sus temores ante sus vecinos.
Sucesión de quejas
La agencia El Sol acumula varios incidentes y denuncias por el servicio que presta en Parquefield. La más reciente fue presentada a fines de marzo, tras el violento robo de bicicleta que sufriera Milena Cárcel y en el que, según la joven, los vigiladores no le prestaron ayuda. La presentó el presidente de la Cooperadora de la subcomisaría 23ª de barrio Rucci, Miguel Vitiello, quien desde hace varios años es víctima también de las amenazas por parte de los dueños de esa empresa.
Fue Vitiello quien el 30 de marzo último denunció que los vigiladores cometen abusos en la identificación de personas a las que encuentran sospechosas, a las que "identifican como si fueran personal policial, con malos tratos e insultos, y no dejan pasar por el barrio". Ya en julio de 2002 este diario publicó una serie de denuncias de personas disconformes por los malos tratos según ellos proporcionados a "todo aquel que tenga tez oscura, parezca sospechoso o sea ajeno al lugar". Se mencionaba entonces el episodio sufrido por un menor de 16 años, golpeado porque caminaba de su casa a la escuela por los pasillos del barrio. Y la golpiza sufrida luego por su padre cuando fue a reclamar.
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