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 domingo, 12 de junio de 2005  
Opinión: Juvenal Olmos en River

Luis Alberto Yorlano / especial para La capital

En medio del ruidoso ambiente producido por los argentinos y el tibio aliento de los brasileños, mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. En el asiento 49 de la fila uno, junto a Julio Olarticoechea y a Darío Decoud, se estaba acomodando como un periodista más en el sector de prensa el flamante técnico de Newell's, Juvenal Olmos. Mi asiento era el 49 de la fila dos, es decir la butaca de arriba. Cuando se quiso sentar me anticipé con la velocidad de Ayala y me presenté como corresponde entre personas de bien.

El saludo amistoso del Vasco seguro que aceitó la fluida charla que después íbamos a tener con el DT. Eso se vivía en el partido entre Argentina y Brasil por las eliminatorias de Alemania 2006. Yo bien abrigado y hasta con bufandas , él con traje negro, camisa blanca y los hombros hacia abajo tratando de aguantar la baja temperatura en ese miércoles histórico para los amantes del fútbol en la Argentina.

Otra vez haciendo gala de mi ligereza para seguir aceitando el diálogo, le dije "debajo de la bufanda, tengo un pañuelo de seda para cuello, si tiene frío se la presto". Y la bufanda guerrera de muchos inviernos, pasó a formar parte de la indumentaria del técnico chileno.

Lo que sí, les puedo asegurar que nada que ver como lo pintaron los colegas chilenos. Es amable, medido en las respuestas, educado para decirle no a los muchos periodistas que querían la nota de rigor. Con la sonrisa a flor de labios y picardía futbolera que aparecía cuando les respondía "después del partido hablamos", yo sabía que ese después no existiría. No era bueno para alguien que hacía días había dejado de dirigir la selección de su país. Y fue así, cuando faltaban cinco minutos, estiró el brazo me devolvió la bufanda y desapareció entre la gente que de pié estaba anticipando el aplauso a la pitada final para nuestra selección.

Nada que ver, por ahora, con los que dicen que es parecido a Marcelo Bielsa.

Con respecto al fútbol, me dijo dos o tres cosas que sucedían en el partido y me dio toda la sensación de que es un técnico que resuelve con rapidez los problemas que se le presentan. Me apuntó en el entretiempo que Brasil era una presa fácil si seguía jugando con Ronaldinho tirado atrás y por el auxilio que intentaba Kaká. Mascherano y Sorín, encargados de sus marcas, habían tomado una posición casi en campo de los brasileños y de esta manera Argentina se iba adueñando del mediocampo, de la recuperación de la pelota y la entrega para que Riquelme sacara el "ole" de las 54.000 personas que había en la cancha.

Lo que me dijo Juvenal hizo Parreira en los segundos 45 minutos. Tiró más de punta y por derecha a Ronaldinho, Adriano y Robinho, venían al encuentro de los del medio que traían la pelota y Brasil casi nos pega un susto bárbaro. Había sucedido lo que me había cantado Juvenal. En un momento se dio vuelta y mirándome lo interpreté como "ahí está lo que le dije". Lo que sí me dijo fue que necesitará sumar jugadores porque, "quiero ganar alguna copa internacional".

Y les aseguro que al técnico que respeta es al hoy técnico del Villarreal de España y coterráneo Manuel Pellegrini. Que cuando le contó que había arreglado con Newell's, le dijo, "te metiste en la ciudad más futbolera de la Argentina".
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